MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
Un equipo de investigadores de la University College de Londres, liderado por la experta Gill Livingston, ha puesto en marcha programas de modificación de factores no genéticos, es decir, socioeconómicos o hábitos como, por ejemplo, el tabaquismo o la obesidad, que pueden contribuir al desarrollo de la demencia, con el objetivo de prevenir o frenar el avance de dicha enfermedad.
Estos programas se presentaron en el 16º Ciclo de Conferencias y Debates en Ciencias Fundación Ramón Areces y Springer-Nature, donde coincidieron expertos en demencia de diferentes países y pusieron en valor la importancia de profundizar en el estudio de la demencia y, principalmente, de anticiparse a su llegada. “Resulta clave trabajar en los factores que nos pueden ayudar a prevenirla o adelantarnos a su aparición”, destacaron algunos de los investigadores. El objetivo de este encuentro fue analizar los avances clínicos y las repercusiones sociales de la demencia y, más en concreto del Alzheimer, que representa el 60% de los casos de demencia.
Livingston incidió en que los proyectos de modificación de dichos factores, “tuvieron efectos positivos sobre el desarrollo de la demencia y, además, influyeron en algunas políticas sanitarias como el ‘US National plan’, el ‘UK midlife check’ o las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Los resultados obtenidos de estas iniciativas “permitieron abrir clínicas de prevención de la demencia y comenzar otros proyectos preventivos similares”, detalló la investigadora.
Durante este encuentro Livingston también mostró los resultados de su trabajo ‘STrAtegies for RelaTives’ (Start) sobre cuidados y cuidadores familiares, y especificó que este tuvo “efectos beneficiosos duraderos sobre los síntomas de depresión y ansiedad, así como aumentó la calidad de vida y supuso un ahorro económico en la gestión de estas enfermedades”.
Por otra parte, el investigador y profesor de Medicina Molecular de ‘KU Leuven y VIB’ en Bélgica, Bart de Strooper, detalló que “es necesario centrarse en la importancia de la fase preclínica de los potenciales tratamientos para la demencia” e hizo referencia a los avances en estos con anticuerpos y sus limitaciones.
Por su lado, la investigadora Gemma Salvadó, de Lund University de Suecia, que también trabaja en la detección precoz de la demencia, detalló que “ya es posible mostrar los cambios que suceden en las etapas más tempranas del Alzheimer, tanto con marcadores de imagen como en fluido, cuando aún no hay signos objetivos de deterioro cognitivo”.
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