MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Cuatro investigadoras de la Fundación CRIS contra el Cáncer denuncian la falta de mujeres científicas en puestos de liderazgo, así como las desigualdades en las responsabilidades; el impacto de la maternidad en la productividad científica; dificultades en convocatorias y entrevistas; o la inestabilidad laboral.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, conmemorado cada 8 de marzo, las investigadoras de Fundación CRIS contra el Cáncer María Casanova Acebes, Nuria Romero, Pilar Acedo y Ana Ruiz Sáenz han expuesto algunas de las desigualdades aún vigentes entre hombres y mujeres, en el ámbito científico.
En este sentido, la investigadora María Casanova Acebes admite que pese a las mejoras notables durante los últimos años, tanto el embarazo como la maternidad suponen un impacto en la productividad científica, que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres.
Así, Nuria Romero destaca que la mayoría de los jefes que ha tenido han sido hombres y que el mayor problema en su vida profesional, en el que ha percibido una diferencia asociada a género, surgió cuando se planteó tener descendencia y después, con la conciliación familiar.
La carga emocional y el impacto físico que conlleva ser madre, someterse a tratamientos de fertilidad o el miedo a perder un embarazo en curso y con complicaciones, son algunas de las dificultades que la investigadora pone sobre la mesa.
Por su parte, Pilar Acedo asegura que una de las razones por las que resulta complicado plantearse formar una familia radica en los tipos de contratos que ofrece la investigación, en su mayoría temporales. Esto dificulta mucho el poder pensar y planificar el futuro, impactando especialmente en las mujeres.
Asimismo, señala también la existencia de filtros selectivos y prejuicios que dificultan que las mujeres lleguen a consolidarse como líderes de investigación.
Finalmente, Ana Ruiz Sáenz destaca que hay menos investigadoras en puestos senior, pese a ser mayoría en las fases más tempranas de la carrera, y se considera una privilegiada por haber conseguido financiación y una plaza para poder lanzar su carrera en España.
No obstante, admite que hace solo dos años, su vida y su carrera científica estaban marcadas por la incertidumbre, como la de tantas investigadoras trabajando en el extranjero y contemplando la posibilidad de regresar a España.
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