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Incluir profesionales de la nutrición en los equipos sanitarios de deshabituación del tabaco es planteado por un experto

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MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

El psicólogo clínico de la Fundación Galatea (en Lleida), Francesc Abella, ante la posibilidad de aumento de peso durante el proceso de cesación del tabaco, ha planteado como necesario “incluir profesionales de la nutrición en los equipos sanitarios de deshabituación del tabaco y/o formar los profesionales en nutrición en técnicas de deshabituación del tabaco”, en el marco del XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).

El aumento de peso suele ser uno de los miedos más frecuentes en las personas que se proponen dejar de fumar y, además, es uno de los principales motivos de recaída en el proceso terapéutico de deshabituación.

En este caso, como ha reconocido le experto, se produce una curiosa paradoja, pues el consumo de tabaco explicaría ciertos aumentos de peso y la relajación de ciertos hábitos saludables; sin embargo, dejar de fumar también se relaciona con un aumento de peso.

Por ello, el también coordinador del Plan Piloto de Atención Integral en Salud Mental a los estudiantes de Ciencias de la Salud, impulsado por la Fundación Galatea, ha recomendado “apostar por dejar de fumar incluyendo en el proceso terapéutico de deshabituación cambios en los hábitos y conductas de salud, normalmente olvidados por parte de las personas fumadoras, como son una correcta alimentación y el fomento del ejercicio físico”.

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EL ESTIGMA Y EL PESO

Durante el congreso de la SEEDO también ha intervenido la psicóloga de ITA Salud Mental de Barcelona, Clara Almazán, quien ha señalado que la influencia de las emociones como el estrés, la ansiedad, la tristeza o la soledad en los hábitos alimentarios “puede contribuir a un aumento de peso, que, a su vez, en una sociedad que promueve el ideal delgado, puede tener repercusiones negativas en el bienestar emocional de la persona”.

En particular, según ha añadido, “el estigma que sufren muchas personas con obesidad es un factor estresante importante que conduce, entre otros efectos, al malestar emocional”. Por lo tanto, como ha recomendado Almazán, “es esencial comprender esta compleja interacción para abordar de manera efectiva los aspectos emocionales y conductuales asociados con la obesidad”.

La interiorización de los prejuicios sobre el peso provoca que las personas puedan experimentar una mayor insatisfacción con su cuerpo, lo que aumenta su deseo de cambiarlo. Como resultado, este deseo puede incrementar su disposición a adoptar comportamientos no saludables para perder peso, elevando así el riesgo de desarrollar actitudes y comportamientos alimentarios alterados, como conductas no saludables de control del peso, atracones o restricción alimentaria.

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En este sentido, un estudio que relaciona el estigma de la obesidad y el desarrollo de alteraciones alimentarias, en el que ha participado la psicóloga Clara Almazán, revela que la prevalencia de experiencias de estigma es muy alta, siendo especialmente elevada en chicas con obesidad, donde alcanza tasas del 86 ciento, frente al 70 por ciento en chicos.

Respecto a los efectos (independientemente del IMC, nivel socioeconómico y origen familiar), se observa como la interiorización del estigma se asocia significativamente con mayor insatisfacción corporal, mayor deseo de adelgazar, más presencia y severidad de atracones alimentarios y, en general, con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, especialmente en chicas.

“Nuestros resultados apuntan a la urgencia de desarrollar e implementar (tanto en las escuelas como en los medios de comunicación, servicios sanitarios y familias) programas destinados a reducir el estigma asociado al peso y su interiorización”, ha aconsejado esta psicóloga, quien también ha puesto el foco en “transformar la narrativa sobre la obesidad y el sobrepeso”.

LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL

La dietista-nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona, Violeta Moizé, ha sido otra de las interventoras de la jornada, quien ha defendido que “la motivación no es una característica de la personalidad de las personas, es un estado y, como tal, fluctúa en el tiempo y en determinadas circunstancias”.

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Como herramienta en este ámbito se cuenta con la entrevista motivacional, que no sólo permite estrechar la relación entre paciente y profesional, sino que también hace posible que la intervención se centre en la persona y no en el profesional.

“Los profesionales de la salud con entrenamiento adecuado en la entrevista motivacional pueden facilitar que las personas con obesidad sean capaces de elaborar sus propios argumentos para llevar a cabo un cambio”, ha afirmado la experta del Hospital Clínic, señalando como clave “la toma de decisiones conjunta y equitativa (es decir, de la persona que vive con obesidad y del profesional de la salud) para aumentar la adherencia al programa de pérdida de peso”.

Finalmente, desde SEEDO recuerdan que evitar el estigma y hacer juicios de valor son, junto con la escucha activa y plantear al paciente preguntas abiertas, los pilares esenciales en los que debería sustentarse una estrategia para motivar cambios saludables y duraderos en el paciente con obesidad.


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