MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
Un grupo de estudio de la Universidad Médica de Viena (Austria) ha identificado un bucle regulador controlado por la leptina mediante el cual esta hormona derivada de los adipocitos regula el metabolismo lipídico hepático a través del sistema nervioso autónomo.
El estudio, publicado en la revista científica ‘Cell Metabolism’, demuestra que este eje tejido adiposo-cerebro-hígado, previamente identificado en modelos animales, también existe en los seres humanos y está abriendo nuevos enfoques para el tratamiento de enfermedades metabólicas como la enfermedad del hígado graso.
El objetivo del estudio era identificar los efectos de la leptina en el metabolismo de la grasa hepática en humanos, que son independientes de sus acciones anoréxicas. La hormona del tejido adiposo, la leptina, circula en la sangre en relación con la masa grasa y actúa principalmente como señal de saciedad en el cerebro.
Además de controlar el apetito, también participa en la regulación del metabolismo de la glucosa y los lípidos. Estos efectos están mediados por el sistema nervioso autónomo, que enlaza el cerebro con los órganos periféricos, como el hígado y el tejido adiposo.
La leptina recombinante humana (metreleptina) está aprobada para el tratamiento de la lipodistrofia. En estos pacientes con deficiencia de leptina, la metreleptina reduce el contenido lipídico hepático independientemente de la ingesta de alimentos. Sin embargo, el mecanismo subyacente no estaba claro hasta ahora.
En experimentos previos con animales, el grupo de estudio demostró que la leptina estimula la liberación de lípidos del hígado y al mismo tiempo suprime la formación de nuevos lípidos, reduciendo así el contenido de grasa hepática. Este efecto dependía de una inervación autonómica intacta del hígado y quedaba abolido tras cortar el nervio vago.
En el estudio, los autores comprueban si un mecanismo similar regula el metabolismo lipídico hepático en los seres humanos. Muestran que una única inyección de metreleptina estimuló la exportación de lípidos hepáticos en hombres sanos de peso normal y redujo el contenido de grasa en el hígado.
Se produjo un efecto similar tras una alimentación simulada modificada, un procedimiento que induce los reflejos de la fase cefálica y, por tanto, estimula fisiológicamente el nervio vago. Por el contrario, la metreleptina no logró promover la secreción de lípidos hepáticos en los receptores de trasplantes de hígado, cuyos hígados no están inervados por el sistema nervioso autónomo como resultado del trasplante.
Por lo tanto, el estudio sugiere que la leptina también regula el contenido de grasa hepática en los seres humanos a través del cerebro y el sistema nervioso autónomo.
“Nuestros resultados sugieren que la leptina, de forma similar a las observaciones anteriores en modelos animales, también estimula la liberación de lípidos del hígado en los seres humanos y, por lo tanto, reduce la grasa hepática a través del sistema nervioso central y el nervio vago”, ha remachado el director del estudio, Thomas Scherer.
Los investigadores plantean así la hipótesis de que la leptina puede prevenir el desarrollo del hígado graso independientemente de sus efectos inhibidores del apetito. Además, el estudio sugiere que el cerebro influye en el metabolismo de la grasa hepática a través del sistema nervioso autónomo en los seres humanos. Esto podría abrir nuevas opciones de tratamiento que impliquen al sistema nervioso central para la prevención de la extendida enfermedad del hígado graso.
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