MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Isidre Orrit tenía 5 años y Dolors Orrit, 17, cuando, en la noche del 4 al 5 de septiembre de 1988, desaparecieron sin dejar rastro del Hospital San Juan de Dios de Manresa, en el que el pequeño estaba ingresado y al cuidado de su hermana. El caso fue investigado como un delito de rapto del menor e inducción al abandono del hogar de la mayor y ahora ha sido “reabierto” en el documental ‘Els Orrit’.
Así lo precisaron en una entrevista concedida a Servimedia uno de sus directores, Ferran Ureña, y a Mari Carmen Orrit, hermana de los desaparecidos y cuyo testimonio, junto al de sus otros hermanos Alfred, Jordi y Rosa, y su madre, María, así como el de un testigo, un profesor de la escuela, una compañera de estudios de Dolors y el padre de un niño ingresado en la misma planta que los pequeños, trata de reconstruir sus últimos pasos y reivindica la revisión del caso como una desaparición, con la esperanza de “saber qué ha sido de ellos”.
Ureña, responsable del trabajo junto a Marc Solanes, subrayó que el objetivo de este proyecto, estrenado en el festival DocsBarcelona 2023, era “retratar de una manera cercana a la familia Orrit, lejos del sensacionalismo” y reflejando el “dolor” de la búsqueda.
“Explicar el sufrimiento e incertidumbre de no saber qué ocurrió con Isidre y Dolors 35 años después. Mostrar el alcance que tuvo esta tragedia y que pueda servir para que alguien que sepa algo de la desaparición se decida a hablar”, resumió el director, al tiempo que añadió que el reto también era “mostrar cómo, desde ciertos sectores, se trató de criminalizar a la familia, hablando de su situación personal”, dado que eran 15 hermanos al cargo de una mujer viuda desde poco antes de la desaparición.
Con ello, a su juicio, se estaba “olvidando que estábamos hablando de la desaparición de dos menores de edad de la planta de pediatría de un hospital” y cuya pérdida es “de las desapariciones no resueltas más antiguas de Cataluña”.
UN CASO NO MEDIÁTICO
A este respecto, Mari Carmen reconoció que la familia está “muy contenta” con este documental, dado que, a su entender, “cuenta muy bien” una historia de la que “mucha gente no ha oído hablar, ni siquiera en los pueblos cercanos, porque no fue un caso mediático”.
“Al principio, la policía contempló que era una fuga voluntaria y ni se les buscó hasta que empezó a pasar el tiempo y vieron que, realmente, había algo más”, sentenció, para criticar que el caso fue “apartado” de los medios por “un tema de clases”, porque se trataba de “una familia humilde” cuya tragedia “no le importó a nadie en ese momento”.
En este punto, valoró que este documental “intenta explicar” cómo era esa familia “antes de que pasara esto”, cómo vivieron lo que sucedió con Isidre y Dolors y, “sobre todo, estos 35 años buscándolos”. ”Se explica el nulo interés por parte del hospital, que nunca nos quiso recibir y no ayudó en nada, igual que la policía, que no se lo tomó en serio y pensaba que habían ido a comprar un helado de madrugada, algo que no tiene ningún sentido”, espetó, al tiempo que denunció que, sin embargo, los agentes sí “machacaron mucho” al hermano mellizo de Dolors, que ya falleció, con el convencimiento de que su “conexión” con su hermana podría aportar pistas y arrojar luz sobre el caso.
Para Mari Carmen, el trabajo “refleja muy bien” la “ausencia” de estos niños y “el vacío de esta familia” y lo hace a través de varias entrevistas que se van “entrelazando” y de entre las que destacó la del padre del niño que estaba ingresado junto a Isidre antes de que cambiaran al pequeño a una habitación individual en las horas previas a su desaparición y “gracias” a cuyo testimonio se “sabe” que esa noche “no había nadie en el mostrador de la planta porque -los sanitarios- estaban haciendo una fiesta y tampoco había ni cámaras ni seguridad”.
UN TESTIGO
Junto a él, resaltó el testimonio del único posible testigo de la desaparición, un niño de 13 años que se encontraba cuidando a su hermano que estaba ingresado en la misma planta y escuchó gritar y llorar a Isidre y Dolors “llamando a su madre” mientras “un señor vestido de médico” ordenaba a la joven que se sentara en una silla de ruedas y cogiera a su hermano en brazos.
“El señor los bajó por un ascensor al sótano y el niño los siguió”, abundó Mari Carmen, para agregar que este menor “vio cómo el hombre entregaba a los niños a otra persona vestida de médico también en un lugar donde hacían las autopsias”.
En ese momento, al parecer, observó “que cogían a Isidre, le ponían una inyección, lo tumbaban en una camilla y le tapaban con una sábana blanca y luego hicieron lo mismo con Dolors, mientras las personas en el resto de camillas estaban tapadas con sábanas verdes”. Tras verse sorprendido por quien “estaba haciendo la autopsia”, huyó del centro sanitario, tal y como también contó en un programa de televisión en 2021, cuando el caso ya había prescrito.
Para Mari Carmen, el documental, que se grabó entre 2021 y 2022, aborda la desaparición “muy imparcialmente y desde todos los puntos de vista” mientras la familia sigue pidiendo que el suceso sea tratado como un caso de desaparición, lo que, según su criterio, permitiría “revisar el sumario y mirar las cosas que se han hecho mal”.
“Si lo siguen considerando un delito ya prescrito, nunca se va a hacer nada”, lamentó, convencida de que es “súper injusto” que su madre “tenga que estar viviendo sin saber dónde están sus hijos” y de que la familia “tiene derecho a saber qué ha pasado con ellos”.
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