MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha condenado este lunes el ataque contra un convoy humanitario del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la capital de Sudán, Jartum, que se saldó con al menos dos muertos y siete heridos mientras realizaba la evacuación de civiles por los enfrentamientos entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, ha afirmado que el secretario general “está horrorizado por un ataque ocurrido ayer en el país contra un convoy del CICR que intentaba evacuar a más de un centenar de civiles de Jartum a Wad Madani, que se encuentra al sur de la capital”.
“La protección de todos los civiles es primordial y los trabajadores humanitarios nunca deben ser un objetivo”, ha subrayado, antes de señalar que el convoy humanitario “debía evacuar a los civiles” cuando fue atacado “al entrar en la zona de evacuación”.
El CICR manifestó que “este es un ataque inaceptable” y denunció “la falta de respeto hacia el emblema de la Cruz Roja, que debe ser respetado y protegido de conformidad con el Derecho Internacional Humanitario”. El organismo, que recordó su neutralidad e imparcialidad en su rol de intermediario independiente entre las partes, canceló la operación para evacuar a civiles de los combates en Jartum “hasta que se pueda realizar una nueva evaluación de seguridad”.
El Ejército de Sudán lamentó el incidente, que achacó al CICR por “no cumplir las medidas acordadas” de cara a la evacuación. Así denunció que el convoy debía pasar por la ruta sur en vez de la septentrional, y que, además, se encontraba acompañado de un vehículo armado perteneciente a las RSF al mismo tiempo que se dirigía hacia “posiciones defensivas” del Ejército.
Por otro lado, las RSF han condenado el “mortal ataque terrorista” contra un convoy que iba “claramente identificado con banderas del CICR” y que iba escoltado por varios oficiales de sus filas “como medida de protección” hasta el último puesto de control, desde donde continuó su camino “de forma independiente”.
Actualmente, Sudán ha cumplido más de ocho meses de conflicto entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), enfrentamientos que estallaron el 15 de abril tras las fuertes discrepancias sobre la integración del entonces grupo paramilitar –ahora declarado en rebeldía– en el seno de las Fuerzas Armadas, que hicieron descarrilar el proceso de transición abierto tras el derrocamiento de Omar Hasán Al Bashir después de 30 años de poder.
La guerra en Sudán ha devastado por completo el país y generado una de las mayores crisis humanitarias de tiempos recientes en África. El país suma, conflicto tras conflicto, casi siete millones de desplazados forzados y la última guerra se ha retroalimentado con un histórico conflicto intercomunitario en la región de Darfur, escenario, según ONG, de constantes atrocidades desde el estallido de la guerra.
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