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Grefa lleva 15 años trabajando en el control biológico del topillo en Castilla y León

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MADRID, 10 (SERVIMEDIA)

El Grupo para la Rehabilitación de la Fauna y su Hábitat (Grefa) celebra en 2025 quince años de trabajo enfocado en el control biológico del topillo campesino en Castilla y León.

Este proyecto, que comenzó en 2009 con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha evolucionado hasta consolidarse como un referente en la gestión integrada de plagas agrícolas en España, según informó este lunes Grefa.

Desde su inicio, este esfuerzo conjunto ha destacado por su enfoque innovador, basado en los servicios ecosistémicos prestados por las aves rapaces como depredadores naturales para controlar la población del topillo campesino y minimizar los daños causados a los cultivos agrícolas por este roedor.

La instalación de cajas nido y refugios estratégicamente distribuidos ha sido la piedra angular de esta iniciativa.

UN MILLAR DE CAJAS NIDO

Actualmente, el proyecto cuenta con un millar de cajas nido para la reproducción de aves rapaces que tienen al topillo entre sus presas, como cernícalos, lechuzas y mochuelos, en 10 zonas de actuación distribuidas en Castilla y León, una región históricamente afectada por los daños al sector agrícola asociados a la plaga por la sobrepoblación de este roedor.

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El problema estriba en la dinámica poblacional del topillo campesino, sujeta a fenómenos demográficos recurrentes, en los cuales expresa su potencial reproductivo, ya que puede alcanzar densidades poblacionales muy altas en relativo poco tiempo.

Además, puede afectar a cualquier variedad de cultivo prácticamente sin excepción. Su ataque en cultivos plurianuales, como la alfalfa, o en leñosos, como frutales o vid, puede tener repercusiones durante varias campañas.

“El proyecto de control biológico del topillo muestra la enorme importancia del trabajo conjunto entre la administración pública y el sector asociativo conservacionista para la consecución de objetivos con implicaciones medioambientales, económicas y sociales”, según Fernando Garcés, secretario general de Grefa.

Para Garcés, “esta iniciativa, con un claro impacto positivo, debe seguir fortaleciéndose hasta extenderse a todas aquellas zonas que pueden verse potencialmente afectadas por las plagas del roedor”.

ENTRE 2022 Y 2024

Durante la temporada correspondiente al año pasado, la ocupación promedio de cajas nido alcanzó el 71,8 más en comparación con años anteriores. En áreas como Escobar de Campos (León), la lechuza común mostró una productividad sobresaliente y superó incluso al cernícalo vulgar en número de parejas reproductoras.

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Por otra parte, en 2022 y 2023 se incorporaron nuevas zonas de estudio en la provincia de León, lo que vino a aumentar el alcance y conectividad ecológica del proyecto del control biológico del topillo campesino.

Estas áreas registraron altos índices de ocupación en las cajas nidos por las rapaces en la primera temporada de implementación del proyecto, lo que evidencia su potencial.

Además, el uso de dispositivos GPS en aves marcadas y el análisis de egagrópilas han permitido entender mejor las dinámicas entre depredadores y presas, proporcionando datos clave para la gestión adaptativa.

“Aunque los resultados son alentadores, el control biológico debe complementarse con estrategias adicionales, como la diversificación del paisaje agrícola y el diseño de prácticas agroambientales más integradas”, indicó Garcés, quien señaló que “a largo plazo, el objetivo es consolidar un modelo que equilibre la conservación de la biodiversidad y la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas”.


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