MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
La organización ecologista Greenpeace ha solicitado a las administraciones públicas que tomen medidas inmediatas para proteger el suelo, reducir la erosión, controlar las posibles avenidas en las áreas que han padecido incendios este verano y evitar el peligro añadido de contaminación del agua por el “chapapote de ceniza” en el monte.
Así, la ONG ha presentado una batería de propuestas que cree que son “fundamentales” a la hora de tomar las precauciones y evitar el “chapapote de monte” que ya se ha observado en el interior de la provincia de Orense o en Navalacruz (Ávila).
Recuerda que esa situación se produjo a finales de agosto de 2017 tras el incendio en El Encinedo (León), cuando las lluvias arrastraron terrenos calcinados y tiñeron los ríos de negro y en 2013 las cenizas llegaron a afectar a los bancos marisqueros de las rías y ensenadas costeras en Monte O Pindo en Carnota (La Coruña).
En concreto, propone realizar pequeños diques perpendiculares a la pendiente en laderas muy empinadas para evitar pérdida de suelo y frenar la escorrentía (los arrastres de agua) para retener el suelo; poner obstáculos a la circulación del agua en las laderas e impedir la formación de regueros y cárcavas (socavones).
Entre las medidas que plantea, plantea realizar construcciones provisionales en arroyos, ríos y lagunas para evitar que lleguen sedimentos y cenizas que contaminen los cursos de agua y afecten a la vida piscícola, así como sacar madera quemada para evitar riesgo de plagas y enfermedades.
Igualmente, ve necesario extraer la madera sin arrastrarla para evitar erosionar el suelo y no dañar la futura regeneración natural, así como dar tiempo a los ecosistemas forestales para ver su capacidad de regeneración y, posteriormente, estudiar las medidas necesarias a adoptar, como siembre, repoblación, acotado del ganado, entre otras.
La ingeniera forestal responsable de la campaña de incendios forestales de Greenpeace, Mónica Parrilla, ha lamentado que en los incendios forestales se sigue perdiendo “incluso después de las llamas” y es fundamental no solo extinguir el fuego, sino el seguimiento de las zonas incendiadas.
“Tras el paso de las llamas, se ponen en peligro los recursos hídricos por el arrastre de cenizas. En un país con sequías y procesos de desertificación agravados por el cambio climático, la prevención de los incendios y la protección de zonas incendiadas son claves para no agravar aún más el problema. Para ello, se necesitan recursos que lo garanticen”, ha expuesto.
Por último, la ONG reclama una estrategia nacional que gestione el territorio hacia masas forestales menos vulnerables al fuego para prevenir procesos erosivos que agravan la desertificación, poniendo en peligro un recurso tan escaso y valioso como el agua.
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