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Greenpeace exige el cierre de los aproximadamente un millón de pozos ilegales que se encuentran distribuidos en toda España

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MADRID, 17 (SERVIMEDIA)

Cerrar el millón de pozos ilegales que se calcula que hay repartidos por toda la geografía nacional y reducir el agua destinada para regadío son dos de las medidas que Greenpeace reclama para España con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra este sábado.

El 75% del territorio español está en riesgo de desertificación y España es el segundo país europeo, tras Grecia, con mayor estrés hídrico, y en el ámbito mundial está por delante de naciones como Mauritania o Egipto. Esto significa que la demanda de agua es superior a la disponible o que su uso se encuentra limitado, según Greenpeace.

Por ello, esta ONG quiere dar voz a los agricultores, que son quienes “más directamente están viendo la emergencia climática en España”. Algunos testimonios reclaman que se fomente la agroecología -con variedades adaptadas al clima- en lugar de apostar por la insensatez de aumentar el regadío intensivo y creen que la clave no pasa solo por regar mejor sino por optimizar el suelo.

Según Greenpeace, los regadíos legales aumentaron un 16% entre 2004 y 2021 hasta alcanzar casi cuatro millones de hectáreas, un 8% de la superficie del país.

Sin embargo, esta organización propone medidas para combatir la menor disponibilidad de agua, como abordar una verdadera transición hidrológica justa que responda al actual contexto de cambio climático y combatir la sobreexplotación y contaminación del agua, con especial atención a las aguas subterráneas y estratégicas del futuro

PLANES DE SEQUÍA

Por otro lado, WWF propone una estrategia de prevención frente a la sequía en España, uno de los países con mayor riesgo de sufrir estrés hídrico crítico en menos de 30 años, puesto que, según Rafael Seiz, coordinador de Política del Agua de WWF España, “las sequías se tienen que gestionar cuando hay agua”.

“En lugar de solucionar los problemas de sobreexplotación que provocan episodios severos de escasez de recursos en cuanto disminuyen las lluvias, los gestores del agua han afrontado las sequías a golpe de medidas urgentes. Nos hemos convertido en expertos en gestionar crisis a base de medidas excepcionales, pero no hemos sido tan eficaces a la hora de prevenir los impactos de estos fenómenos extremos antes de que ocurran”, subraya Seiz.


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