MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Greenpeace ha presentado este jueves su informe ‘Las áreas protegidas no agravan los incendios forestales’ con el objetivo de “contraargumentar, con evidencias científicas, muchas de las desinformaciones que, de forma sistemática, se realizan cuando hay incendios forestales y que ponen el foco en cuestionar la conservación de los espacios y las áreas protegidas”.
El informe desmonta el bulo que dice que “hay un excesivo proteccionismo”, asegurando que “no hay un excesivo conservacionismo” ya que tan sólo el 0,78% de la superficie protegida tiene estándares rigurosos de protección.
El 99,2% de la superficie restante no está estrictamente protegida y su régimen de protección es compatible con actividades económicas agrícolas, forestales, cinegéticas, ganaderas o turísticas. La publicación afirma que “los grandes incendios forestales no se deben a un excesivo proteccionismo”.
También rechaza la falsa creencia de que “las áreas protegidas arden más”, destacando que “las estadísticas confirman que las áreas protegidas no arden más”: Tan sólo el 13,57% de los siniestros afectaron a espacios naturales protegidos entre los años 2005-2017 y, únicamente en un porcentaje muy bajo, el incendio se origina dentro del espacio protegido.
Por otro lado, recuerda que el 73% de los municipios españoles tienen parte de su territorio dentro de algún tipo de área protegida, de manera que los espacios protegidos pueden verse afectados por incendios forestales que comienzan en zonas próximas y, sin embargo, “no son responsables de la evolución de los grandes incendios forestales”.
“Cuando llegan las llamas al espacio protegido, los experto e informes apuntan que las planificaciones del espacio protegido y las de prevención/extinción de incendios raramente coinciden, algo que sería fundamental para prevenir y facilitar la extinción en cualquier espacio”, refleja el estudio.
La publicación recoge que otro bulo “muy extendido” es el que argumenta que la gente provoca incendios forestales porque está harta de que no se pueda tocar el monte. “Si acudimos a las cifras oficiales, el bulo se desmonta solo ya que, dentro de las motivaciones que aparecen en las estadísticas de incendios, tan solo un 0,16% de incendios están motivados por el rechazo a los espacios naturales protegidos”, refleja al respecto.
Asimismo, descarta que las áreas protegidas tengan un mayor riesgo de incendio forestal y avisa de que en ocasiones se señala la dificultad de extinguir el fuego en áreas protegidas.
En este sentido, explica que un porcentaje importante de la superficie forestal protegida se sitúa en áreas montañosas y de topografía accidentada “y sí, genera un extra de riesgo y dificultad a la hora de evitar la propagación del fuego, pero es la orografía la que acentúa esta dificultad, no el hecho de que estas zonas estén o no protegidas”. “Fuera de los espacios naturales protegidos, el riesgo es el mismo”, agrega.
Por último, subraya que es falso que las áreas protegidas no se puedan tocar, ya que “muchas de las actividades y aprovechamientos en áreas protegidas son compatibles con los objetivos de conservación y así quedan definidos en los Planes de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) y en los Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG)”.
“Incluso en los espacios con un mayor nivel de protección, como los Parques Nacionales, la normativa establece qué tipo de actividades compatibles pueden llevarse a cabo dentro del espacio. Y en otros espacios, como la Red Natura 2000, hasta se promociona la introducción de ganado en extensivo para reducir la propagación de incendios, entre otras iniciativas”, concluye la publicación.
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