MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El Colegio de Ingenieros de Montes ha elaborado una propuesta con once medidas para lograr un nuevo etilo de vida con el que combatir el fuego más allá del verano entre las que propone apostar por la mejora de la gestión forestal, la bioeconomía y la inteligencia artificial.
Las medidas han sido propuestas después de que los ingenieros de montes hayan realizado una reflexión sobre las causas y las consecuencias de los incendios forestales que este año han calcinado hasta el 9 de octubre más de 250.000 hectáreas, el doble que el peor de los últimos diez años.
Así, señalan que el hundimiento de las actividades tradicionales en el medio rural, como el aprovechamiento de la madera, leñas, pastos y otros productos forestales, ha llevado a que los montes no hayan parado de cargarse de combustible desde los años 50.
A ello se suma el clima mediterráneo de altas temperaturas, la sequía y las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas en un contexto de cambio climático, los nuevos paisajes de matorral y las altas continuidades de vegetación que ponen en jaque al personal de los servicios de extinción. Estas circunstancias son para el Colegio de Ingenieros de Montes la “receta perfecta” para vivir “virulentos” incendios forestales, como los de este verano, cuando se han registrado varios episodios de manera simultánea.
En concreto, las propuestas pasan por convertirse a la “bioeconomía”, sustituyendo materiales de alto consumo energético y mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por materiales procedentes de los montes que además son naturales, carbono-neutrales y fácilmente reciclables.
Además, para luchar contra el incremento continuado de temperaturas a nivel global, plantean consumir productos derivados de la madera, incluido el papel, que almacenan el CO2 atmosférico fijado por el arbolado al hacer la fotosíntesis y evitar que el CO2 vuelva a la atmósfera si hay un incendio forestal o ante el envejecimiento o muerte del arbolado.
Asimismo, propone sustituir el uso de combustibles fósiles por otros a base de madera, como los pellet, astillas o leña procedentes de bosques cercanos, con el fin de reducir la huella de carbono y las emisiones de CO2 a la atmósfera y, al mismo tiempo, reducir la dependencia energética, crear empleo estable en el medio rural y generando rentabilidad en la gestión del monte.
En esa línea, recomienda utilizar productos a base de madera y derivados como revestimientos, ventanas o suelos; o elementos estructurales en edificación; emplear corcho como aislante natural, vestir ropa a base de tejidos de fibras naturales procedentes de los árboles, o utilizar envoltorios de papel o cartón, para contribuir a extraer biomasa de los montes y prevenir incendios forestales.
A los consumidores de carne, leche y sus derivados, les aconsejan que procuren que estos alimentos procedan de régimen extensivo para fomentar que crezca la cabaña ganadera en los montes y que la hierba, el matorral y el arbolado de la que se alimentan los animales, se aproveche y no acabe muriendo y convirtiéndose en combustible fino que es el que mejor propaga el fuego.
Por otro lado, plantea una nueva lucha contra los incendios forestales a través de la gestión del monte, inteligencia, ciencia aplicada, estrategia y profesionalidad.
Los ingenieros de montes piden pasar a la acción y defender un cambio en el actual modelo, reclamar a las administraciones públicas la inversión para conseguir paisajes menos vulnerables al fuego, que permitan a los equipos de extinción de incendios forestales ser más efectivos aún, sin que la eficiencia en la extinción de hoy se traduzca en mayor acumulación de combustibles para los incendios de mañana.
Del mismo modo, demanda a las administraciones públicas “un ajuste a la nueva realidad” y que mantengan los operativos de prevención y extinción durante todo el año y organizados de forma profesional con servicios dotados de suficiente proactividad para adelantarse al incendio y con unidades especializadas en incendios de mayor extensión e intensidad, siendo esta también una manera de crear trabajo estable y de calidad en el medio rural.
Por otro lado, recomienda a los ciudadanos que aseguren sus propiedades y pongan en marcha un plan de autoprotección de su vivienda, su urbanización, pueblo o sus explotaciones e implantar las medidas necesarias para evitar daños en las propiedades y poner en riesgo tu propia vida con la llegada del incendio. Para ello, aconseja asesorarse por profesionales como los ingenieros de montes.
En ese sentido, valoran que en un contexto de empeoramiento de las condiciones climáticas para los montes, de mayor accesibilidad al medio natural, de paisajes cargados de combustible y de abandono rural, los incendios estarán cada vez más presentes, así que cuanto antes se sepa como convivir con ellos, más fácil será minimizar los daños que provoquen.
“Solo la gestión forestal puede ofrecer soluciones a este fenómeno del fuego, y la deben hacer los propietarios forestales, públicos y privados, que conservan propiedades en el medio rural, conforme a una planificación técnica profesional”, defienden.
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