MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
La mayor precisión y la mejora de la calidad de vida del paciente con cáncer constituyen las principales ventajas de la radioterapia interoperatoria (RIO); así como su coste-eficiencia, según ha destacado el oncólogo radioterápico Pedro Lara en el marco del foro ‘HealthTech Observer (HTO)’, organizado por GMV, con la colaboración de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud.
La RIO es una modalidad de radioterapia de vanguardia que se emplea durante el procedimiento quirúrgico para tratar el cáncer. Se apunta al área concreta donde está localizado con altas dosis de radiación, lo que permite un tratamiento más preciso del tejido canceroso. Es especialmente útil para tratar tumores que se encuentran muy cerca de órganos y estructuras vitales, reduciendo el riesgo de daño al tejido sano.
De momento, se emplea sobre todo en cáncer de mama y, más recientemente, en tumores cerebrales, en concreto en glioblastoma y en metástasis cerebrales. “Esta técnica tiene muchas ventajas en el cáncer de mama, especialmente los precoces y de bajo riesgo, que cada vez tenemos más gracias al diagnóstico precoz”, ha precisado. En este sentido, ha insistido en la “precisión y la inmediatez absoluta” de la técnica, así como en su menor toxicidad.
Además, la RIO conlleva un menor impacto emocional en el paciente. “Al hacerse en un solo acto, y en el mismo momento de la intervención quirúrgica, es posible separar al paciente del hospital; es decir, no le obliga a seguir un tratamiento de semanas, haciéndole sentir que está enfermo, cuando no está enfermo porque la enfermedad ya se ha resacado”, ha indicado el experto. Precisamente porque se evitan más visitas al hospital, es una técnica “muy coste-eficiente”, si bien ha aclarado que, en mama, la RIO “no va a llegar a sustituir a la radioterapia externa”.
EL USO DE LA RIO EN TUMORES EN EL CEREBRO
Por su parte, el neurocirujano Gerard Plans hace uso de la RIO en glioblastoma, que es el tumor primario cerebral más frecuente y que se caracteriza por su malignidad extrema; además de en las metástasis cerebrales.
“El objetivo de la RIO en tumores cerebrales es eliminar la enfermedad tumoral microscópica que pueda llegar a quedar tras resecar el tumor”, ha detallado. El glioblastoma, además de ser un tumor muy agresivo, tiene un elevado riesgo de recidiva y supervivencia limitada. El tratamiento estándar consiste en una combinación de cirugía, una segunda fase de radioquimioterapia concomitante y una tercera fase de quimioterapia adyuvante con temozolomida, que se da durante seis ciclos.
En el caso del tratamiento con metástasis, Plans ha explicado que, después de una cirugía, hay que administrar radioterapia “siempre”. “Sin embargo, si administramos RIO como tratamiento exclusivo, el paciente ya sale del hospital con todo el tratamiento hecho, de tal manera que rápidamente puede acceder a tratamientos oncológicos adicionales en caso de que lo necesite. Así, elimina tiempos de espera en tratamientos de tumor primario y favorece una situación de ‘confort’ para el paciente”, ha expuesto el neurocirujano.
Con todo, si bien se ha visto una eficacia equivalente a la radioterapia externa postoperatoria con RIO en estos tumores ubicados en el cerebro; así como un control de la enfermedad superior al 80 por ciento y un menor riesgo de radionecrosis, también es cierto que aún no se ha establecido la dosis necesaria, razón por la cual hay diversos ensayos clínicos en marcha en varios centros, como es el caso de ‘INTRAGO II’ para el glioblastoma.
Para Plans, esta técnica puede llegar a sustituir a la radioterapia externa en las metástasis, si bien en el glioblastoma se plantea como una “intensificación” del tratamiento.
Además de en mama y en el cerebro, tanto Lara como Plans han aclarado que “donde se puede operar se puede hacer RIO”. “Hablamos de mama por la frecuencia de la enfermedad y lo susceptible que son las pacientes para este tratamiento. Para el cerebro, se trata de uno de los avances más grandes”, ha destacado Lara.
Al hilo, ha destacado que, en cáncer de recto, páncreas y sarcoma se ha utilizado en “situaciones complejas” o de recurrencias tras aplicar tratamientos primarios. Ante el incremento en cáncer de páncreas, Lara ha vaticinado que este “será el siguiente gran campo de la RIO”. “Sin embargo, es más difícil de poner en marcha en hospitales porque hay menos casos, y estos no llegan a una situación fácilmente operable”, ha aclarado.
RECLAMAN MÁS ESPECIALISTAS EN ONCOLOGÍA RADIOTERÁPICA
Pese al “prometedor” futuro de la RIO en España, Lara ha lamentado que, si bien hay 20 equipos en España tras la puesta en marcha del Plan INVEAT por parte del Ministerio de Sanidad y las CCAA, todavía hay cuatro comunidades que no cuentan con estos equipos: País Vasco, Navarra, La Rioja y Baleares, lo que contribuye a la “inequidad” en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
De igual forma, ha advertido de la falta de oncólogos radioterápicos en el SNS, y alerta de que, si aumentan los equipos, serán necesarios más especialistas que conozcan su funcionamiento. “La falta de profesionales de oncología radioterápica es muy relevante. Ya hemos pedido al Ministerio que aumente las plazas de MIR porque necesitamos claramente un reconocimiento de la necesidad de profesionales”, ha incidido, argumentando que esta especialidad está teniendo “una gran expansión” en los últimos diez años.
“Hemos pasado de la radioterapia externa a unos equipos de protonterapia de extrema complejidad que va a necesitar de profesionales médicos y científicos bien preparados. Tenemos dudas de que podamos afrontar esas necesidades profesionales de forma coherente”, ha apostillado Lara.
Según este especialista, la oncología radioterápica española “venía de una limitación de medios muy grande”. “Ahora tenemos tasas de 7 aceleradores por millón de habitantes, lo que nos permite competir con la mayoría de los países europeos y Estados Unidos, ya que hace 10 años estábamos en menos de cinco”, ha expresado.
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