MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Expertos han reclamado un “cambio cultural” en organizaciones para eliminar la violencia hacia la mujer en el trabajo. Para ello, han destacado la importancia de la gestión de equipos y el diseño de medidas “efectivas”.
Así lo han puesto de manifiesto en la mesa redonda ‘Conclusiones e impacto de Proyecto 0: Juntos y juntas construimos una sociedad libre de violencia de género’, organizada por la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE).
En este sentido, la presidenta de FEDEPE, Ana Bujaldón, ha pedido construir espacios libres de violencia “desde el optimismo, la inteligencia colectiva y el compromiso personal y colaborativo”. Además, ha recalcado que el programa de FEDEPE, que ya suma tres ediciones, ha transformado la perspectiva de unos doscientos participantes, gracias a metodologías como la ‘Indagación Apreciativa’.
Por su parte, el exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, ha indicado que la empresa “no es un espacio neutral” y ha alertado de que si no se actúa “se convierte en un refugio para la violencia”. “Necesitamos protocolos efectivos y una cultura que promueva la igualdad”, ha añadido.
En esta misma línea, el presidente de AEDIPE, Pedro Ribes, ha señalado que “el verdadero cambio radica en la transformación cultural”. “Aunque los planes de igualdad y los protocolos son esenciales, el compromiso ético y el ejemplo son lo que realmente inspiran el cambio”, ha subrayado. Además, ha llamado a combatir activamente “microculturas y dinámicas tóxicas”.
Asimismo, la entrenadora de Talento y facilitadora de las cumbres participativas del proyecto, Maribel Martínez, ha explicado que cada mánager o profesional tiene un ámbito de influencia, por lo que se pueden impulsar “cambios que marquen la diferencia”.
La mesa redonda también ha pedido aprovechar los avances logrados, como la reducción de homicidios por violencia de género en un 19% en la última década, respecto al periodo 2003-2013; una creciente sensibilización; y enfrentar los retos persistentes, como la prevalencia de “microviolencias y dinámicas tóxicas” en las organizaciones.
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