ROMA, 27 (EUROPA PRESS)
Varios expertos en ingeniería genética han abogado por nuevas “directrices éticas y legales” en la manipulación directa de los genes de un organismo usando la biotecnología para modificar los genes, eliminarlos o duplicarlos, por ejemplo, en el tratamiento de enfermedades, en una conferencia del Vaticano.
“Esta ciencia está rodando; el tren se está moviendo. Pero en lugar de lamentarnos por ello, tenemos que tomar la iniciativa y subirnos a ese tren, intervenir y, si es necesario, desviarlo hacia otra vía”, ha señalado en su ponencia en la primera conferencia internacional organizada por el Vaticano sobre ética y biotecnología, el jefe de ética de Ingeniería de Sistemas Moleculares del Centro Nacional de Competencia en Investigación de la Universidad de Basilea (Suiza), Ralf Stutzki.
El experto ha señalado que las directrices éticas y legales necesarias se están quedando muy atrás: “En efecto, tendremos que dirigir un debate consecuencialista, sopesar los posibles resultados buenos y malos y tomar decisiones valientes”, ha incidido en su discurso en la cita organizada conjuntamente por la Academia Pontificia para la Vida, la Ingeniería de Sistemas Moleculares y el hospital infantil Bambino Gesù de Roma bajo el título ‘Ética de la vida en la ingeniería’.
El genetista molecular holandés e investigador de células madre que dirige el área de farmacia, investigación y desarrollo temprano en la empresa suiza Roche, Hans Clevers, ha señalado que se necesitan “unas directrices realmente firmes” en el campo de la investigación genética. “Los científicos no son los mejores éticos, al menos los biólogos no son los mejores éticos, en general, porque sólo tienen curiosidad, quieren saber el siguiente paso, no han aprendido fácilmente a dar un paso atrás”, ha manifestado.
En su intervención ha destacado, por ejemplo, que es posible generar células y tejidos humanos sin necesidad de utilizar embriones humanos. “Las células y tejidos humanos pueden manipularse de forma que puedan reparar tejidos dañados o mitigar enfermedades. Por ejemplo, las células madre pueden cultivarse a partir de tejidos humanos sanos o enfermos y utilizarse para crear “organoides” formados por el mismo tejido del que proceden, actuando como modelo celular de ese órgano”, ha manifestado.
Del mismo modo, ha explicado que las células madre del revestimiento interno del tracto gastrointestinal pueden “cultivarse e implantarse en el colon y el intestino grueso para curar, como si fuera una tirita viva, las lesiones y úlceras causadas por la enfermedad inflamatoria intestinal”.
También ha explicado que si una persona tiene cáncer, es posible “secuenciar un tumor” a partir de sus células cancerosas específicas y exponer el “tejido cultivado en el laboratorio a una gran variedad de tratamientos farmacológicos hasta encontrar el más eficaz”. “El uso de estos organoides sintéticos para probar una terapia nos dirá si la persona responderá (o no) a qué fármacos”, ha detallado.
La conferencia internacional del 26 al 27 de septiembre reúne a distintos científicos y expertos para abordar los aspectos éticos de la “ingeniería” de las moléculas, las células y las funciones celulares. El presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el arzobispo Vincenzo Paglia, ha señalado en su discurso de apertura que el objetivo del organismo del Vaticano es “investigar y reflexionar sobre los desarrollos científico-tecnológicos actuales, especialmente en el ámbito de la vida y la salud”.
“Nos centramos en una visión integral de la persona humana y de una sociedad cada vez más justa y que cuida la casa común”, ha aseverado. Por ello, ha destacado que es muy importante promover “el conocimiento y la comprensión mutua entre la ciencia, la ética y la autoridad civil”.
Para Paglia, abrir este diálogo al público en general promoverá “una comprensión más profunda y una aceptación más amplia de los descubrimientos científicos” y ayudará a guiar a la ciencia para que comprenda “las necesidades reales de la sociedad y la dignidad de las personas, tendiendo así a contrarrestar la codicia del mercado”.
La Iglesia católica se opone a la investigación con células madre embrionarias humanas, que requiere la destrucción del embrión humano, pero apoya la investigación con células madre adultas, que no incluye células madre embrionarias humanas.
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