MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El abordaje de la insuficiencia cardiaca en el contexto actual es fundamental, debido a su elevada prevalencia, “que será mucho mayor en el futuro con el progresivo envejecimiento de la población” y el impacto que produce “tanto en el paciente, como en el sistema sanitario”, ha señalado el doctor Raúl Quirós, médico internista del Hospital Costa del Sol de Marbella.
La insuficiencia cardiaca (IC) es un síndrome crónico y progresivo del corazón que impide que éste tenga capacidad de bombear suficiente sangre. Aunque puede manifestarse a cualquier edad, con cada década que sumamos se dobla su prevalencia entre la población3 y, en España, ya afecta a más de 700.000 personas.
Igual que en otros países desarrollados, la IC es la primera causa de hospitalización en mayores de 65 años y supone, aproximadamente, el 5% de todas las hospitalizaciones1. El diagnóstico de IC lleva asociado una alta mortalidad y cada año casi 20.000 personas mueren por esta patología en España.
Otro de los pilares para mejorar la calidad de vida de los pacientes con IC es, según el experto, “recibir un tratamiento optimizado, basado en evidencias sólidas que demuestren mejoría de los pacientes en términos de supervivencia, ingresos y calidad de vida”. Por ejemplo, destaca empagliflozina que “ha venido a completar un arsenal terapéutico extenso ya existente para la IC con fracción de eyección de ventrículo izquierdo (FEVI) reducida y a iniciar el camino en la IC con FEVI preservada”.
Tal y como indica el Dr. Quirós, tras la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento, en España está pendiente de decisión administrativa, “empagliflozina será la primera opción terapéutica que ayudará a los pacientes con IC con independencia de la fracción de eyección a mejorar su calidad de vida”.
A pesar de los avances, las hospitalizaciones y la mortalidad de estos pacientes siguen siendo elevadas. De hecho, los ingresos por IC suponen la primera causa de hospitalización en personas mayores de 65 años. Concretamente, el 30% de pacientes con IC son hospitalizados en el curso de un año. Además, se estima que entre el 39% y 44% de los pacientes ingresados por esta causa sufren al menos un reingreso a los 12 meses.
“Un buen abordaje de la enfermedad va a permitir al paciente mejorar su capacidad para realizar las actividades del día a día y tener menor sensación de ahogo, mejorando su calidad de vida. Además, se va a conseguir disminuir el número de descompensaciones, de la cuales muchas suelen acabar en ingresos, que es el aspecto que más negativamente afecta la calidad de vida de estos pacientes”, añade el Javier De Juan, cardiólogo en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, miembro de CIBERCV y vocal de la Asociación de IC de la Sociedad Española de Cardiología.
La atención a los pacientes con IC supone un gran reto para el sistema sanitario debido a su importante impacto, no solo sobre los propios pacientes, sino también en los sistemas de salud. Todo ello refleja que la IC debe ser una prioridad sanitaria de primer nivel. En palabras del doctor De Juan, “el primer reto es diagnosticar adecuadamente a los pacientes que tienen el síndrome. Esto es más difícil cuando no han tenido un ingreso hospitalario y la función ventricular está preservada”.
En ese sentido, concluye, “es especialmente importante la formación en Atención Primaria y Urgencias, para que deriven a Cardiología o Medicina Interna para confirmar el diagnóstico. Una vez que el paciente está diagnosticado el objetivo es conseguir una buena coordinación entre profesionales y niveles asistenciales, especialmente entre atención hospitalaria y atención primaria”.
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