LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 26 (EUROPA PRESS)
La profesora titular de Fisiología en la Universidad de Navarra y directora del Instituto de Investigación ISFOOD, Idoia Labayen Goñi, ha indicado este miércoles que los médicos especialistas en Endocrinología y Nutrición, los endocrinólogos, “no” pueden recomendar hacer ayuno intermitente hasta conocer sus riesgos para la salud.
En la ponencia ‘Aplicaciones del ayuno intermitente en el tratamiento de la obesidad’ en el marco del 63º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que se está celebrando en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, la investigadora ha indicado que el ayuno intermitente es un nuevo tratamiento para el control del peso corporal y de las comorbilidades asociadas a la obesidad que, admitió, está teniendo un “gran éxito” en la sociedad.
Sin embargo, ha invitado a ser “muy cautos” con el mismo porque “todavía no hay evidencia científica” y “es muy probable que no sea recomendable para todos” los pacientes con obesidad al igual que “ocurre con otros tratamientos”. Por ello, señala que serán los especialistas los que deberán valorar su indicación en el futuro, según ha informado la organización del Congreso en nota de prensa.
Labayen Goñi ha indicado que una de las cuestiones que se plantean sobre el ayuno intermitente es la de “si es compatible” con el estilo de vida, ya que expone que los estudios realizados son de corta duración. Añade que los tratamientos de la obesidad “son siempre de larga duración e incluso crónicos, por lo que deben ser compatibles con la vida laboral, social y familiar de las personas que la padecen”.
El ayuno intermitente se basa en la restricción del tiempo en el que se puede comer sin que exista ninguna limitación de los alimentos que se pueden ingerir y afirma que aunque no hay un porcentaje estimado de personas que lo realizan, tiene “éxito” a nivel social.
EL TRATAMIENTO CLÁSICO “FRACASA”
La investigadora señala que el tratamiento clásico a base de dieta hipocalórica “fracasa en la inmensa mayoría” de los casos porque los pacientes suelen recuperar el peso perdido, lo que considera que se debe a que para los profesionales clínicos es difícil enseñar, “así como de seguir por los pacientes, que deben aprender acerca de la composición nutricional de los alimentos y controlar las cantidades que ingieren”.
Sin embargo, el ayuno intermitente es “muy sencillo de explicar, solo hay que indicar un horario para comer y ayunar el resto del tiempo”, y para el paciente es fácil “de entender y aplicar”.
En cuanto a los resultados relacionados con la pérdida de peso también “son discretos”, sin embargo Labayen puntualiza que una de las “principales preocupaciones es la posible pérdida de masa muscular como consecuencia del prolongado tiempo de ayuno”, siendo la pérdida de masa magra un “efecto indeseado” de los tratamientos de pérdida de peso, ya que “conlleva la disminución del gasto energético y, en consecuencia, la recuperación del peso perdido”.
Por ello, dijo, es una de las cuestiones que se están investigando. De todos modos, ha incidido en la “importancia” de acudir a un endocrino cuando se quiere iniciar un tratamiento de pérdida de peso, “más relevante si cabe en el caso del ayuno intermitente” porque “no” se conocen “sus posibles efectos adversos y, además, para algunos pacientes puede estar desaconsejado”.
En relación con ello, expone que actualmente “no” se puede recomendar hacer ayuno intermitente hasta estar “seguros de que es eficaz, factible y no conlleva riesgos para la salud” porque “hay colectivos para los que está contraindicado y, en general, no se debe realizar sin supervisión médica porque podría tener riegos para la salud”.
En el ayuno es la restricción de la ventana de alimentación (número de horas en las que se puede comer) la que se ha propuesto como una forma de alinear la alimentación a los ritmos circadianos, así como para respetar períodos regulares y consistentes pero incide en que es un método que “no ha sido suficientemente contrastado científicamente por lo que se desconocen sus riesgos”.
“En pacientes con patologías crónicas como la diabetes mellitus tipo 1 o en la insuficiencia renal crónica está contraindicado”, puntualiza para agregar que algunos beneficios para el organismo, que no están relacionados con la pérdida de peso, pueden ser la mejoría del metabolismo de la glucosa (sensibilidad a la insulina, hemoglobina glicosilada, control glucémico, entre otros) y la presión arterial, según los resultados preliminares extraídos de algunos estudios.
Los tipos de ayuno intermitente pueden clasificarse en dos grupos, por un lado los métodos basados en alternar días en los que se ayuna con días en los que se come con normalidad y los que consisten en restringir el número de horas en las que se puede comer. Actualmente, la restricción de la ventana de alimentación es el método más estudiado en el ámbito de la investigación, así como el que cuenta con mayor popularidad en la sociedad.
En relación con ello, la duración de la ventana de alimentación también varía desde las 6 hasta las 10 horas entre los distintos trabajos de investigación, apuntando que la evidencia científica en relación con su eficacia cómo método de control del peso corporal “es muy escasa”.
En concreto, expone que en general, hasta la fecha, los trabajos se han realizado en muestras “muy pequeñas y con intervenciones de poca duración” al igual que sucede con su posible uso terapéutico en la diabetes mellitus tipo 2 o en comorbilidades de la obesidad como la hipertensión arterial o las dislipemias, entre otros.
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