MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
La jefa de equipo de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José, Carmen Pingarrón Santofimia, ha avisado de que la obesidad y el sobrepeso tienen graves consecuencias sobre la salud de la mujer.
De hecho, son uno de los síntomas principales en patologías como el síndrome de ovario poliquístico (SOP), que afecta a entre el 50 y el 70 por ciento de las pacientes, aumenta la tasa de abortos y empeora la evolución de las gestaciones y acaban por empeorar las tasas de fertilidad, entre otras consecuencias.
Además, en la menopausia, el problema de la obesidad se vuelve “aún más complicado”, debido a la disminución de los estrógenos y el aumento relativo de los andrógenos. Esta circunstancia provoca un aumento de los depósitos de grasa intraabdominales, con aumento del perímetro abdominal, pasando de la obesidad en forma de pera típica de las mujeres, a la obesidad en forma de manzana típica de los hombres.
Este aumento de perímetro abdominal es, tal y como ha informado la doctora, el principal factor de riesgo cardiovascular (el 34% de las pacientes con enfermedades cardiovasculares son obesas) y de aparición del síndrome metabólico, diabetes e hipertensión arterial.
“Además debemos tener en cuenta que si estamos ante una menopausia sintomática con sofocos y queremos utilizar terapia hormonal sustitutiva, aumentará el riesgo tromboembólico, ya que contamos con el factor de riesgo de la edad, sumado al de sobrepeso y obesidad; aumentan los problemas de incontinencia urinaria, dado que se trata de un problema mecánico, de aumento de la presión abdominal sobre la vejiga y sobre el suelo pélvico; y no nos olvidemos del cáncer, una mujer con obesidad tiene más riesgo de padecer cáncer de mama (también de endometrio, ovarios, etc.), que una mujer que usa terapia hormonal sustitutiva”, ha argumentado Pingarrón.
Dicho esto, la doctora ha asegurado que son múltiples los beneficios de la pérdida de peso en mujeres menopaúsicas, como son la mejora de su imagen (lo cual se traslada en mejoría de la autoestima), la mejora de los sofocos, del descanso, de la diabetes, de la apnea del sueño, de la hipertensión arterial, del perfil lipídico, de la artrosis y de la vida sexual, sin olvidar que disminuye la mortalidad global por enfermedades cardiovasculares y por cáncer.
“Por tanto, podemos afirmar que la obesidad es una enfermedad crónica, de alta prevalencia que impacta sobre la calidad y la esperanza de vida de las pacientes y que puede impactar negativamente en su salud, por lo que obstetras y ginecólogos jugamos un papel fundamental en el abordaje de la obesidad en la mujer”, ha zanjado.
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