La renaturalización de la Península Ibérica podría contribuir a alcanzar las metas europeas de conservación
MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Una cuarta parte de Europa –aproximadamente, 117 millones de hectáreas– podría mejorar su situación ambiental regenerando ecosistemas naturales, según un estudio que ha elaborado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Évora (Portugal).
Como recuerdan los impulsores del documento, la Unión Europea (UE) pretende ampliar al 30% la extensión de territorio natural protegido en el continente, así como restaurar territorios dañados con potencial para la conservación de la naturaleza. Una de las opciones para lograrlo es la renaturalización del territorio, que busca regenerar ecosistemas naturales a través del restablecimiento de las funciones ecológicas y la biodiversidad, así como de la limitación de la presión humana sobre el territorio.
En este contexto, ambas instituciones han desarrollado una metodología que sirva para identificar áreas con potencial de renaturalización en Europa y para apoyar a los Estados en sus esfuerzos de ampliación de la superficie de espacios naturales protegidos. Según los análisis, una cuarta parte de Europa cumple los criterios para aplicar una renaturalización, bien pasiva o activa.
En este sentido, el MNCN-CSIC ha recordado que la renaturalización pasiva se hace a través del manejo de procesos naturales, como el aumento de la conectividad ecológica que permita el desplazamiento de especies desde poblaciones con excedente demográfico hacia territorios con poblaciones deficitarias o incluso desparecidas a causa de extinciones locales pasadas.
Tal y como ha explicado el investigador posdoctoral de la Universidad de Évora, Diogo Alagador, si bien el 70% de estas áreas se localizan en las zonas más frías (Escandinavia, Escocia, los estados bálticos), la península ibérica está entre las regiones de Europa con más potencial para la renaturalización pasiva.
Por otro lado, ha detallado que la renaturalización activa se lleva a cabo mediante la reintroducción de especies clave para el funcionamiento de los ecosistemas, una técnica especialmente “importante” cuando han desaparecido de la cadena trófica especies de herbívoros y carnívoros clave para el funcionamiento de los ecosistemas y cuando se considere improbable que estas especies puedan recolonizar, en un tiempo prudencial, estos espacios a través de la dispersión natural a partir de territorios cercanos.
“Este segundo caso podría aplicarse en diversos hábitats de Croacia, Cerdeña, sur de Francia, Países Bajos, Dinamarca, Suecia o Noruega”, ha puntualizado Alagador.
Por su parte, el investigador del MNCN, Miguel B. Araújo, ha comentado que la sustitución de la gestión rural por una gestión natural –más enfocada en recuperar hábitats con baja presencia del ser humano– ofrece, además, posibilidades interesantes desde el punto de vista de las actividades económicas basadas en el ocio y el turismo. “Lo que hemos comprobado es que varios países podrían aprovechar las áreas despobladas para ampliar las zonas con mayor protección ambiental y así ayudar a desarrollar la estrategia europea para la biodiversidad en el horizonte 2030”, ha destacado.
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