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Estudian el papel de la oxitocina en las alteraciones neuronales

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MADRID, 11 (SERVIMEDIA)

Un grupo de investigación del Instituto de Neurociencias, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH), ha desarrollado el proyecto ‘Oxito-Cure’ para estudiar el papel de la oxitocina en las alteraciones neuronales implicadas en el origen de los trastornos del comportamiento social como el autismo, la esquizofrenia o la enfermedad de Alzheimer.

Según informó este miércoles el centro de investigación, el trabajo se centra en el estudio de la función de la oxitocina, una hormona que, además de su reconocido papel en el parto y la lactancia, regula el comportamiento social en humanos.

De hecho, múltiples evidencias indican bajos niveles de oxitocina cerebral en pacientes con trastornos sociales, lo que sugiere la existencia de alteraciones en este sistema que podrían aparecer durante las etapas tempranas del neurodesarrollo.

El proyecto ‘Oxito-Cure’ explorará el potencial terapéutico de distintas estrategias dirigidas a aumentar los niveles de oxitocina en el cerebro para restaurar el comportamiento social en patologías como el autismo, la esquizofrenia, la depresión o, incluso, enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

SUPERVIVENCIA

El desarrollo de comportamientos sociales apropiados es fundamental para la supervivencia de especies como la humana. Los déficits del comportamiento social no se limitan al trastorno del espectro autista (TEA), sino que suponen un síntoma comórbido de numerosas enfermedades neuropsiquiátricas.

En conjunto, las enfermedades que implican trastornos sociales se consideran entre las patologías mentales con mayor índice de crecimiento en las sociedades modernas. En la actualidad se carece de tratamientos eficaces para estos trastornos, cuya incidencia se calcula en 1 de cada 60 niños, con un aumento significativo de casos en la última década, según estudios recientes.

Por ello, el proyecto ‘Oxito-Cure’ se basa en resultados de estudios previos obtenidos en el laboratorio que indican que el sistema de oxitocina aún se encuentra en estado inmaduro en el momento del nacimiento. Estas primeras semanas de vida suponen un periodo plástico en el que el sistema madura y adquiere sus propiedades funcionales.

ERRORES

Sin embargo, este no es un proceso infalible y pueden generarse errores que podrían dar lugar a, por ejemplo, patrones de conexión aberrantes, provocando un mal funcionamiento del sistema.

Según explicó la investigadora del CSIC, Sandra Jurado, quien lidera este proyecto, “gracias a las novedosas técnicas de reconstrucción 3D de circuitos neuronales se podrán identificar las potenciales alteraciones del sistema de oxitocina en regiones concretas del cerebro de animales modelo. Una vez que se hayan identificado las regiones más afectadas podremos dirigir nuestras herramientas moleculares para intentar compensar el déficit de oxitocina en estas zonas concretas”.

Para ello, añadió, “el laboratorio ha identificado nuevas moléculas implicadas en la secreción de oxitocina que han permitido desarrollar nuevas estrategias moleculares para aumentar los niveles de esta hormona en el cerebro, y explorar el potencial terapéutico de estas manipulaciones para restablecer distintos aspectos del comportamiento social como preferencia social, sociabilidad, etcétera, en un modelo animal de autismo”.


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