MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
Un total de 1.806 personas perdieron la vida el año pasado en siniestros de tráfico en España, lo que supone un 3,4% más que en 2022 y la cifra más alta desde 2017. El repunte se localizó en las ciudades (un 9,5% más) frente a las carreteras (un 1,2% más).
Esas cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT) corresponden al balance cerrado de la siniestralidad vial de 2023 con datos de víctimas hasta 30 días después de los siniestros.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, expuso algunos de esos números este lunes en el Pleno del Consejo Superior de Tráfico y Seguridad Vial, que presidió en la sede de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), en Madrid, con la presencia de más de 80 representantes de organizaciones públicas y privadas.
La serie histórica, recogida por Servimedia, indica que hay que remontarse a 2017 para encontrar otro año con peores datos. Entonces, murieron 1.830 personas en siniestros de tráfico, en tanto que 2018 igualó los 1.806 de 2023.
La pandemia de la covid-19 redujo la mortalidad en carretera y ciudad durante 2020 (1.370 personas fallecidas) y desde entonces se ha producido un repunte, con 1.533 víctimas mortales en 2021, 1.746 en 2022 y 1.806 en 2023.
Así pues, el año pasado hubo un 3,4% más personas muertas en siniestros de tráfico respecto a 2022, mientras los viajes largos subieron un 2% en relación a ese año anterior. Además, se contabilizaron 9.265 heridos graves (un 9,0% más).
“SON DEMASIADOS”
Marlaska admitió que no se trata de buenos datos y destacó que se registraron 455 motoristas fallecidos, 42 más que en 2022. “Son muchos, son demasiados. Los siniestros de tráfico son evitables, también los de los motoristas. Por eso, seguimos trabajando con medidas que nos ayuden a frenar esta sangría de siniestros con sus dramáticas consecuencias”, apuntó.
Posteriormente, el director del Observatorio de Seguridad Vial de la DGT, Álvaro Gómez, profundizó en las características de la siniestralidad vial en 2023.
Por ejemplo, el 71% de los fallecidos (1.288 personas) perdieron la vida en las carreteras (un 1,2% más que en 2022) y el resto (518) murieron en siniestros registrados en las ciudades (un 9,5% más).
El 52% de las víctimas mortales eran vulnerables (es decir, peatones, usuarios de vehículo de movilidad personal, ciclistas, ciclomotoristas y peatones), porcentaje que subió al 80% en las vías urbanas.
Según el tipo de siniestro, un 36% de los fallecidos perdieron la vida en salidas de la vía, un porcentaje similar al de 2022, mientras que aumentó un 3% los fallecidos por atropellos a peatones, que alcanzaron un 18% del total de víctimas mortales.
Respecto a las causas, la conducción distraída siguió siendo el principal factor concurrente de los siniestros mortales, con un 30% del total, seguido del alcohol (26%) y el exceso de velocidad (21%).
El mayor número de fallecidos se encuentra en el grupo entre los 35 y 64 años (862, 31 más que en 2022) y aumentó sobre todo el tramo comprendido entre los 45 y 50 años (un 10% más). En cambio, disminuyó un 1% la cifra de personas muertas mayores de 65 años.
Los hombres continuaron siendo las víctimas mortales más numerosas, con el 78% del total de fallecidos, un 5% más que en 2022
En 2023 se registró un descenso en el porcentaje de personas fallecidas que no usaban accesorios de seguridad en el momento del siniestro, aunque aún representan un 18% del total con 217 personas: 174 en vías interurbanas y 43 en urbanas.
ACTUACIONES PENDIENTES
Por su parte, el director general de Tráfico, Pere Navarro, dio a conocer el informe de actividades relevantes en materia de seguridad vial realizadas desde febrero de 2022, fecha del último del Pleno del Consejo, y destacó las medidas adoptas en materia de seguridad de motoristas.
Por último, los asistentes al Pleno del Consejo conocieron el Plan de actuación 2024-2025, que incluye las iniciativas en las que en la actualidad trabaja la DGT y las que están pendientes de desarrollo, entre las que destacan la modificación de los cursos para la obtención del permiso de la clase A, el curso obligatorio para conducción de motocicleta con permiso B con tres años de antigüedad y la regulación de los cursos de conducción segura y eficiente para personas conductoras de motocicletas y coches.
LA DGT también trabaja en la modificación del Reglamento General de Circulación para mejorar la protección de los colectivos vulnerables, la transposición y aplicación de la nueva directiva europea sobre gestión de la seguridad de las infraestructuras viarias, el establecimiento de los ‘carriles de emergencia’, el desarrollo de un marco regulatorio para los vehículos autónomos y la mejora de la información a víctimas del tráfico.
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