MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
España debería reducir casi en un millón de hectáreas la superficie actual de regadío antes de 2024, especialmente la dedicada a agricultura intensiva e industrial, lo que supone un recorte de entre un 20% y un 25% para ajustar la disponibilidad de agua a finales de la próxima década.
Esa es la conclusión principal del informe ‘¿Cuánto podremos regar? Análisis del agua disponible en una España con cambio climático’, elaborado por Greenpeace y que cuantifica el impacto que tendrá la reducción prevista de disponibilidad de agua en los próximos años (2030-2100) sobre el campo, teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas y de aumento de la demanda.
El informe, difundido este lunes, indica que España cuenta ahora con unas 3.975.000 hectáreas de regadío.
Sin embargo, la estrategia de lucha contra la desertificación y los modelos climáticos para el futuro señalan que cada vez habrá menos recursos disponibles, más sequías y más frecuentes. Las precipitaciones serán más irregulares, por lo que habrá más sequías y, paradójicamente, más inundaciones.
El informe subraya que aumentarán los conflictos por el agua entre agricultores e hidroeléctricas, el uso urbano y el recreativo o los caudales ecológicos de los ríos y los ecosistemas acuáticos. Pero también entre comunidades autónomas y, en el futuro, entre comarcas o ciudades, por los aumentos de demandas y la disminución del recurso agua disponible.
“COLAPSO HÍDRICO”
Este lunes se cierra el año hidrológico 2023-24 con cifras mejores que el anterior, con los embalses a un 47,9% de su capacidad total. “Es un dato ascendente puntual en medio de una tendencia descendente. Y cualquier persona sensata entiende lo que eso significa. En vez de celebrar, hay que trabajar: la crisis del agua se soluciona cuando hay agua porque, cuando falte, será tarde. Y la solución pasa por el regadío -sobre todo el intensivo-, que se está llevando el 80% del agua”, según Julio Barea, responsable de la campaña de Agua en Greenpeace.
Barea precisó: “No estamos diciendo que el regadío es malo. Estamos señalando que, a menos disponibilidad de agua, hay que reducir demanda. Y hay que hacerlo bien para que los pequeños y medianos agricultores no se vean sin futuro, señalando a quienes acaparan aguas y tierras la agricultura intensiva”.
Greenpeace apunta que, según los datos públicos, España tendrá un 4,04% y un 6,88% menos de agua de aquí a 2040, mientras que las demandas previstas por los planes de cuenca de tercer ciclo arrojan más de 4.000 hectómetros cúbicos de exceso.
Por ello, propone reducir entre un 20% y un 25% la superficie de regadío, esto es, entre 650.000 y un millón de hectáreas, así como reducir progresivamente la cabaña ganadera en intensivo hasta alcanzar un 50% menos en 2023 para reducir su demanda de agua.
“En el marco de la emergencia climática, gestionar el agua es crucial. Las cifras son claras: de seguir como hasta ahora, llegaremos a un colapso hídrico”, concluye Barea.
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