MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
España se ha convertido en el tercer país de la UE que menos ha reducido su dependencia energética de los combustibles fósiles y el que más tarde ha alcanzado su máximo nacional en algo más de las tres últimas décadas.
Así figura en los datos de Eurostat sobre la proporción de combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo crudo y productos del petróleo, turba y productos de turba, esquisto bituminoso y arenas bituminosas y desechos municipales e industriales no renovables) en la energía bruta disponible, que es la cantidad necesaria para satisfacer las demandas energéticas de todas las actividades en un país o una región.
La energía bruta disponible también incluye la transformación de energía (incluida la generación de electricidad a partir de combustibles), las pérdidas por distribución y el uso de productos de combustibles fósiles para fines no energéticos (por ejemplo, en la industria química), así como los combustibles fósiles utilizados para el transporte, incluido el comprado dentro del país que se utiliza en otros lugares (por ejemplo, aviación internacional, búnkeres marítimos internacionales y, en el caso del transporte por carretera, el ‘turismo de combustible’).
Los datos de Eurostat, analizados por Servimedia, indican que los combustibles fósiles representaron el 71,96% de la energía bruta disponible en España en 2021 y aglutinaron el 78,09% en 1990, año en que comienza la serie histórica. Por tanto, en esas tres décadas se produjo una reducción de 6,13 puntos porcentuales.
Solamente dos países de la UE tienen tasas menores de disminución de la dependencia energética bruta de origen fósil en algo más de tres décadas: Malta, con un descenso de 3,70 puntos (del 100,0% en 1990 al 96,30% en 2021) y Bélgica (de 78,84% a 73,61%).
Además, España es el segundo Estado comunitario que más tardó en llegar al máximo histórico de energía bruta disponible procedente de combustibles fósiles, con el 84,83% en 2005, únicamente por detrás de Lituania (74,62% en 2010). Luxemburgo lo hizo en 2004 (92,77%), Hungría y Suecia en 2003 (83,34% y 40,82%, respectivamente) y Malta en 2001 (100%). Por el contrario, Bulgaria, Croacia, Chequia, Eslovaquia, Estonia, Francia, Italia, Letonia y Rumanía llegaron a su pico en 1990.
Por otro lado, España ha ido alternando ascensos con descensos en la dependencia energética bruta procedente de combustibles fósiles desde 1990. En 2005 se produjo el máximo histórico (84,82%) y en 2020, el mínimo (70,76%).
DESCENSO PAULATINO EN LA UE
Por otro lado, los combustibles fósiles representaron el 69,87% de la energía bruta disponible en la UE en 2021, lo que supone 12,50 puntos porcentuales menos desde 1990 debido al auge de las energías renovables. Solo en tres ocasiones hubo incrementos interanuales comunitarios en 32 años de registro histórico: en 1995, 1998, 2015, 2016, 2017 y 2021.
El mínimo histórico en la UE llegó con el estallido de la pandemia de la covid-19 en 2020, con el 69,77%, en tanto que el máximo se produjo en 1990, con el 82,37% del total de la energía bruta disponible.
Por tanto, la UE aún depende en gran medida de los combustibles fósiles para el suministro energético nacional general. El suministro total de energía nacional incluye la transformación de energía (como la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles), las pérdidas de distribución de productos fósiles utilizados con fines no energéticos (por ejemplo, lubricantes) y los combustibles fósiles utilizados para el transporte (combustible comprado dentro de la UE, incluso si se utilizó en otra parte).
En 2021, Malta fue el país de la UE más dependiente de los combustibles fósiles para su energía bruta disponible (96,30%), por delante de Países Bajos (89,12%), Chipre (88,83%), Polonia (88,00%), Irlanda (87,72%) y Grecia (82,18%). La mayoría de los demás Estados comunitarios tenían cuotas del 60% al 80%, como España, en la duodécima posición con el 71,96%. Solo Suecia (31,65%), Finlandia (38,28%) y Francia (48,15%) tenían cuotas inferiores al 50%.
Desde que empezó este siglo, los mayores descensos de la dependencia energética de los combustibles fósiles se han producido en Dinamarca (33,81 puntos porcentuales menos entre 2001 y 2021), Estonia (-21,89 puntos) y Finlandia (-19,85 puntos). Todos los países experimentaron caídas, salvo Bélgica (0,35 puntos más).
Y en relación al decenio entre 2012 y 2021, las principales disminuciones llegaron a Estonia (-19,71 puntos), Dinamarca (-17,79) y Letonia (-11,78), en tanto que solo hubo un aumento en Hungría (0,20 más).
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