MADRID, 23 (SERVIMEDIA)
El buitre negro, que es el ave rapaz más grande de Europa, vuelve a surcar los cielos de Bulgaria tras estar extinto durante 36 años y su regreso ha sido posible gracias a la ayuda de España.
Claisificado mundialmente como una especie casi amenazada, las poblaciones de buitre negro (‘Aegypius monachus’) en el sur de Europa, en otro momento abundantes, han experimentado una disminución dramática desde finales del siglo XIX, hasta el punto de que a mediados de esa centuria ya no se veían por ninguna parte en la mayor parte de su rango de distribución del continente. En Bulgaria estaba localmente extinto desde 1985.
Gracias a una iniciativa de reintroducción iniciada en 2015 por tres ONG búlgaras (Balcanes Verdes, Fondo para la Flora y Fauna Silvestres, y Sociedad de Protección de Aves Rapaces), el buitre negro está de vuelta en ese país.
El proyecto, del que son socios la Junta de Extremadura (España), la Vulture Conservation Foundation (Suiza) y EuroNatur (Alemania), fue cofinanciado por el instrumento financiero LIFE+ de la Comisión Europea.
A mediados del año pasado se importaron 72 individuos procedentes de zoológicos españoles y otros países europeos, antes de que fueran liberados en sitios elegidos estratégicamente de las montañas de los Balcanes Orientales y el Parque Natural Vrachanski Balkan, al noroeste de Bulgaria.
Concretamente, 63 individuos inmaduros procedían de España, donde las aves habían sido encontradas en peligro y rehabilitadas en aviarios. Los otros nueve juveniles fueron criados en cautividad en zoológicos y luego liberados mediante cría campestre controlada desde un nido artificial para que los polluelos pudieran ‘despegar’ gradualmente hacia una vida en la naturaleza.
MÉTODOS DE LIBERACIÓN
Esta campaña de reintroducción está explicada en un artículo de investigación publicado en la revista ‘Biodiversity Data Journal’, donde científicos dirigidos por Ivelin Ivanov, de Balcanes Verdes, relatan la eficacia y los desafíos de diferentes métodos de liberación, y aconsejan sobre la conservación y el regreso del buitre negro en Bulgaria.
Por ejemplo, el método de cría campestre controlada demostró ser ineficiente para establecer una población central completamente nueva de buitres negros en las montañas de los Balcanes en Bulgaria y tampoco funcionó para complementar a un pequeño grupo asentado de individuos.
En cambio, el equipo recomienda el método del aviario y la liberación retardada, donde las aves criadas en cautividad se introducen después de un periodo de aclimatación, donde las aves pueden adquirir experiencia de vida en el entorno local.
“La fase de establecimiento de la reintroducción del buitre negro en Bulgaria en los dos primeros sitios de liberación está funcionando de acuerdo con el plan, y los primeros resultados son satisfactorios”, comentan los autores del artículo, quienes añaden: “Ahora se crean dos núcleos distintos y la especie comenzó a reproducirse, lo que podría ser una razón para incluirla en el Libro Rojo de Datos de Bulgaria de ‘extinta’ a ‘en peligro crítico'”.
Estos dos núcleos de cría de buitre negro de nueva creación en Bulgaria son el segundo y el tercero de su tipo en la Península Balcánica.
“Después de una disminución dramática a lo largo del siglo XX durante décadas, la especie permaneció en una sola colonia de reproducción en el Parque Nacional del Bosque Dadia-Lefkimi-Soufli, en el noreste de Grecia. Ahora, el intercambio entre las tres colonias facilitará el intercambio de individuos, asegurará la estabilidad a largo plazo y dará lugar a la población regional”, recalcan los autores.
Los científicos señalan que un mayor seguimiento, modelado y gestión adaptativa son indispensables para la persistencia a largo plazo de la nueva población nacional. Ahora que ya hay evidencia de que los buitres importados se han reproducido con éxito en Bulgaria, queda un paso antes de que pueda confirmarse oficialmente que la especie de buitre negro se ha restablecido con éxito en el país. Solo se puede llegar a esta conclusión después de que las poblaciones reproductoras centrales comiencen a producir alrededor de 10 polluelos cada año y después de que los individuos comiencen a reproducirse por su cuenta. Estos resultados se esperan para 2030.
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