MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
La selección española femenina de waterpolo sueña a lo grande en los Juegos Olímpicos de París y acude a la cita olímpica con el anhelo de colgarse una medalla de oro que se presume cara pero posible, con un equipo que está, como el masculino, abonado a la zona alta en las últimas grandes competiciones y que, de hecho, y con un bloque similar al que Miki Oca lleva a la capital francesa, ahora con algo de savia nueva, logró colgarse la medalla de plata olímpica en la anterior cita de Tokyo 2020.
Es subir un peldaño más. Pero en unos Juegos Olímpicos, en un waterpolo femenino que tendrá a los mejores equipos representados en París, dar ese paso más es algo harto complicado. España puede hacerlo, por supuesto, pero para ello necesitarán ir partido a partido, dar lo mejor de sí y, de paso, tener suerte en los cruces. Esa suerte que, a veces, acompaña a quien más la busca.
Y ahí las españolas, de momento, algo de suerte han tenido. En el sorteo de los dos grupos, las de Miki Oca quedaron encuadradas en el Grupo B con Grecia, Italia, la todopoderosa Estados Unidos y la anfitriona Francia. Grupo complicado, mucho, pero donde España debe pasar y, si coge confianza pronto y empieza acertada, evitaría un primer rival de entidad en los cruces. Quizá, evitaría a las estadounidenses hasta la final.
Estas llevan tres oros olímpicos consecutivos y, en Londres 2012 y Toyo 2020, superaron a España en la final por 8-5 y 14-5 respectivamente. Son, sin lugar a dudas, el gran rival a batir, y llegan como claras favoritas a buscar ese cuarto oro consecutivo, pero también es cierto que España mantiene un bloque compacto que les tiene ganas y que no está lejos, si todo sale rodado en París, de poder dar la sorpresa. Eso sí, en un deporte en el que si tienes un único día malo, todo se puede ir al traste.
Miki Oca tiene muy claro que la línea que separa el éxito de un mal resultado es fina. Y con su filosofía y metodología de trabajo ha llevado a este grupo a cotas muy altas. España llega a París como abonada a los podios en las grandes citas y además de esas dos platas olímpicas en Londres y Tokio, es un grupo acostumbrado a luchar por los podios y que, con calidad, una gran defensa y unas boyas de lo mejor del mundo, está también acostumbrado a lidiar con la presión que ello conlleva.
En los Mundiales, salvo el de Budapest 2022 en el que fueron quintas, han sumado medallas de plata en Budapest 2017, Gwangju 2019 y Fukuoka 2023 (platas), más un bronce en el de Doha de este 2024. Y, en los Europeos, subieron al podio en las últimas cuatro citas: bronce en Barcelona 2018, oros en Budapest 2020 y Split 2022 y plata en Eindhoven 2024, cuando cayeron en un ajustado final ante Países Bajos (7-8).
La primera prueba de Paris 2024 será contra la anfitriona Francia, equipo que está uno o dos escalones por debajo de España pero que, ante su público y en sus Juegos, podrían ser un rival más correoso. Buena prueba para empezar un grupo en el que están Italia y Grecia, que lucharon entre ellas por el bronce en el último Europeo y que tendrán la llave de pelearle el teórico primer puesto a las actuales campeonas.
Pero España busca llegar mucho más lejos y lo hace con un equipo consolidado que muchos se saben ya hasta de memoria. En la portería, la joven Martina Terré está consolidándose con sus últimas grandes actuaciones pero Laura Ester, en su último baile olímpico, es otro seguro de garantías bajo palos. En las boyas, Maica García y Paula Leitón son, quizá, la mejor pareja del mundo e integrantes de una ‘vieja guardia’ en que destaca la capitana Pili Peña, de 38 años y con tres Juegos Olímpicos (2012, 2016 y 2020) en sus espaldas.
Pero esta España es, todavía, mucho más. Es la experiencia, velocidad y tiro exterior de Anni Espar, es la potencia de Paula Crespí, es la entrega de Paula Camus, son los goles clave de las omnipresentes Judith Forca o Bea Ortiz y es la ilusión de Elena Ruiz, Nona Pérez o Isabel Piralkova; la savia nueva de este grupo que se va rejuveneciendo y reforzando poco a poco. Partido a partido, como reza un Miki Oca que también sueña alto de cara a Paris 2024; ganó el oro olímpico como jugador en Atlanta 1996 y quiere ganarlo como técnico en París.
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