MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
Un grupo de unos 250 alumnos de educación Primaria, dirigido por 119 ‘Voluntarios Telefónica’, ha participado en un taller sobre pensamiento computacional cuyo objetivo es iniciarlos en el mundo de la programación.
Esta ha sido una de las actividades que ha llevado a cabo Fundación Telefónica en el marco de su Día internacional del Voluntariado Telefónica, una jornada que tuvo como objetivo visibilizar la labor social y desinteresada que realizan muchos de sus trabajadores empleando la tecnología como herramienta para la inclusión de diversos colectivos vulnerables, en este caso la infancia.
El taller fue organizado por el programa de educación digital ProFuturo, impulsado por Fundación Telefónica y Fundación ”la Caixa”, que desde 2016 trabaja con el objetivo de reducir la brecha educativa mejorando la calidad pedagógica de las escuelas de millones de niños que viven en entornos vulnerables de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia. “La educación digital es la herramienta más poderosa para acabar con la brecha educativa”, según explicó la directora general de ProFuturo, Magdalena Brier, en una entrevista a Servimedia.
Fundación Telefónica y Fundación ”la Caixa” se han propuesto hacer llegar contenidos digitales de altísima calidad. Como asevera Brier, el objetivo se trata de que la información llegue “más lejos a los más desconectados del mundo y que todos los niños tengan igualdad de oportunidades independientemente del lugar donde nazcan”.
LOS PROFESORES, PRINCIPALES EMBAJADORES
Comprender el pensamiento computacional es el primer paso para entender procesos más complejos como la programación que utiliza lenguaje basado en código, en general, difícil de comprender para muchos de los estudiantes. Pero como indicó Magdalena Brier “en primer lugar, quienes tienen que cambiar su forma de pensar son los profesores”.
“Lo más importante es formar a los docentes para que aprendan a enseñar de una manera diferente y utilicen la tecnología que, combinada con la innovación educativa, produce unos cambios espectaculares”, dijo. “Esto hace que los niños estén más atentos, colaboren más y se comuniquen entre ellos”. Y precisamente en esto consiste el pensamiento computacional.
APRENDER JUGANDO
Adentrarse en el encriptado lenguaje de códigos ‘al primer toque de pantalla’ resulta duro, pero existe un recurso denominado Scratch que permite a los chavales aprender jugando, sin duda la mejor de las maneras de hacerlo. Cleide da Silva es una de las ‘Voluntarias Telefónica’ y reconoce con cierto asombro que “los niños aprenden a desarrollar habilidades de lógica, de matemáticas, de raciocinio. Son muy rápidos y ágiles. Los voluntarios tenemos que esforzarnos para superarles”. Como Yago, que a sus diez años lo tiene muy claro: “De mayor quiero programar un videojuego para que aparezca en la Play Store”.
Este taller de pensamiento computacional se centra en enseñar a programar a partir de elementos sencillos como son los bloques. Estos se conectan entre sí para crear secuencias de instrucciones. En realidad, lo que se persigue es integrar procesos cognitivos que van mucho más allá de la robótica o la programación, y se asocian a una forma de ‘ver el mundo de otra manera’ que ayuda a desarrollar otras habilidades también muy importantes para estos niños que serán los ciudadanos del mañana, las denominadas soft skills.
Es decir, fomentan la capacidad de perseverancia, de aprender de los errores, de resolver problemas, de ser flexibles, creativos, de comunicarnos y de trabajar en equipo, como Yago y su amigo Gerson que han diseñado juntos un videojuego. “Los niños que están en este taller en un futuro muy cercano van a estar aquí trabajando con tecnología. Es importante apoyarles en el desarrollo de estas habilidades”, relata la voluntaria.
El pensamiento computacional básico les enseña a pensar de otra manera. “No es una asignatura obligatoria aún en las escuelas, pero lo será”, augura Magdalena Brier. Los contenidos digitales son iguales para todos porque son cien por cien accesibles. “No hace falta tener un libro. Un niño que se encuentra en un lugar remoto del Amazonas o un campo de refugiados puede ver el sistema solar con los aplicativos necesarios y sorprenderse con las maravillas del mundo en igualdad de condiciones”. Es el poder de la tecnología combinada con la educación. La magia de esa gran escuela digital que es el planeta donde todos somos alumnos.
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