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En los cribados se detecta el 30% de los casos de cáncer de mama

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Los expertos apuestan por aumentar el rango de edad de los cribados de cáncer de mama y colon a los 74 años

BARCELONA, 26 (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Candela Jiménez)

El 30 por ciento de las mujeres con cáncer de mama en España son diagnosticadas gracias a los cribados, así como ocurre con el cáncer de colon, aunque en este tipo de cáncer la adherencia a los cribados es menor, según ha asegurado el coordinador científico de la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud (SNS), el doctor José María Borrás.

“El cribado poblacional cambió la manera de tratar el cáncer de mama en nuestro país y la pandemia ha evidenciado que los cribados sirven para algo porque cuando se paró el cribado bajaron los diagnósticos de un día para otro”, ha afirmado el doctor Borrás durante el XV Seminario de Periodistas celebrado en Barcelona y organizado de forma conjunta por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la compañía biofarmacéutica MSD.

Actualmente los cribados de cáncer de mama y de colon se realizan en mujeres de entre 50 y 69 años pero esta edad podría aumentarse hasta los 74 años. “La evidencia de la eficacia de los cribados hasta los 74 años tanto en cáncer de mama como en cáncer de colon es sólida. El impacto desde el punto de vista de beneficio poblacional es claro”, ha apuntado el doctor Borrás.

Además, el experto ha asegurado que “pensar que la participación del cribado baja con la edad es un pensamiento erróneo porque la probabilidad de tener cáncer incrementa con la edad en la mayoría de los casos”.

A día de hoy en España y Europa existen tres cribados recomendados: el de cáncer de mama mediante mamografía cada dos años en mujeres con edades entre 50 y 69 años; el de cáncer de colon y recto mediante la detección de sangre oculta en heces en personas entre 50 y 69 años, y el de cuello uterino mediante detección del virus del papiloma humano (VPH) en combinación con la vacunación del mismo.

“La evidencia del cribado tanto en cáncer de mama como de colon es sólida, el beneficio del cribado es que reduce la incidencia y no solo la mortalidad. En el cáncer de pulmón el beneficio puede ser muy alto pero el coste también”, ha declarado el doctor Borrás.

En este sentido, el coordinador científico de la Estrategia en Cáncer del SNS ha informado de que se está trabajando para incorporar dos nuevos cribados: el de cáncer de pulmón y el de cáncer de próstata.

Con respecto al cribado en cáncer de pulmón el experto ha señalado que “hay que definir la población de riesgo según el consumo de tabaco”. Asimismo ha destacado que también hay que “definir el tamaño de los nódulos y cómo leerlos, el coste, ya que es un cribado caro, los aspectos éticos y el impacto asistencial”.

El cribado del cáncer de próstata (prueba del antígeno prostático específico, PSA) sí que se realiza pero el reto principal es “reorientar la demanda y la oferta” ya que “el protocolo no es trivial”, es decir, no existe una organización y registro sistemático. “No hay ninguna duda que se hace, pero hay que racionalizar, no se está siguiendo de la manera sistemática y ordenada que implica un cribado poblacional”, ha asegurado el doctor Borrás.

Además, otro de los problemas que presenta el sistema de cribado PSA es que “aunque es bueno, diagnostica muchas cosas y no solo el cáncer”.

Por otro lado, la representante vocal de la junta de dirección de la SEEO Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy (Alicante), Nuria Domenech Climent, ha señalado que otro de los retos principales en el abordaje del cáncer está en la prevención ya que “el 40 por ciento de los cánceres diagnosticados se deben a los estilos de vida”, por lo tanto habría que concienciar más para modificar los estilos de vida.

EL PROBLEMA DE LA ADHERENCIA

Entre los retos que presenta actualmente el abordaje del cáncer en estadio precoz, el experto ha apuntado a la adherencia a los cribados que en cáncer de mama es “muy variable” pero en cáncer de colon la adherencia es menor porque “se cree que la prueba no es tan cómoda o fácil” y esto lleva a que “la participación no es la que se querría”. “La adherencia es un reto en el cáncer de colon”, ha añadido.

Además, con respecto al cribado en cáncer de útero, el problema se presenta porque “las mujeres que más lo necesitan que pertenecen a un ámbito más marginal con alto riesgo de infecciones son las que menos se hacen cribados”, ha asegurado.

Por último, el experto ha apuntado que “para que un cribado funcione tiene que haber una adherencia del 70 por ciento”. DIFERENCIAR ENTRE EL CRIBADO Y EL DIAGNÓSTICO RÁPIDO

El cribado debe diferenciarse del diagnóstico rápido ya que el primero se realiza “antes de que empiecen los síntomas clínicos” que pueden ser percibidos por el paciente y, cuando aparecen los primeros síntomas ya se trataría de diagnosticar rápido.

El cribado poblacional se dirige a una población diana con unas características concretas y su objetivo es poder identificar la enfermedad en las etapas más iniciales, antes de la aparición de síntomas. En cambio, el diagnóstico rápido se refiere a cuando ya han aparecido los síntomas y la enfermedad está en una etapa invasiva.

LA IMPORTANCIA DE LOS COMITÉS MULTIDISCIPLINARES

Durante la segunda mesa del encuentro diferentes expertos han destacado la complejidad cada vez mayor del proceso diagnóstico-terapéutico del cáncer que hace necesaria la coordinación y comunicación organizada entre los diferentes especialistas implicados en este proceso.

La oncóloga médico del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, la doctora María José Safont, ha asegurado que, actualmente, “desde la detección de los primeros síntomas, el foco en el inicio del tratamiento se encuentra en el comité multidisciplinar que va a ser el que marque el verdadero punto de inflexión a la hora de percibir y enfrentarse a la enfermedad por parte del paciente”. “Tenemos que agilizar ese periodo desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico”, ha añadido.

Asimismo, los expertos han apuntado que la organización de la atención multidisciplinar contribuye a garantizar que se toman las mejores decisiones, sobre todo en estos momentos en los que hay una superespecialización en las diferentes especialidades.

También han subrayado la importancia de los elementos organizativos sobre los procesos de atención que pueden contribuir a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes oncológicos.


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