La relatora Fionnuala Ni Aolain avisa de una situación crítica en los centros de detención de familias de yihadistas en Al Hol y Al Raj
MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
La relatora especial de Naciones Unidas para la protección de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, Fionnuala Ni Aolain, ha denunciado un espectro de abusos en los campamentos de Al Hol y Al Raj, en el norte de Siria, albergue de miles de familias de yihadistas de Estado Islámico, en condiciones infrahumanas y entre detenciones arbitrarias, separaciones familiares forzadas y desapariciones.
Ni Aloain ha sido una de las primeras expertas internacionales en visitar estos campamentos, que constituyen a su entender unos centros de “detención indefinida y arbitraria” cuyos habitantes “no tienen perspectiva de recibir atención legal”.
“He sido testigo de primera mano de detenciones arbitrarias en masa de niños, encierros incomunicados, desapariciones y una discriminación sistemática de detenidos según su país de origen”, ha declarado la relatora, antes de denunciar “niños separados de sus madres, bien de noche o en el mercado de los campamentos”.
Estado Islámico se hizo a principios de 2014 con el control de Al Hol en el marco de su ofensiva relámpago, si bien las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) expulsaron a los yihadistas en noviembre de 2015, tras lo que el campamento reabrió en abril de 2016 para acoger a refugiados iraquíes.
Aunque las instalaciones acogían a unas 10.000 personas en 2018, la cifra se disparó entre diciembre de ese año y marzo de 2019 hasta las 73.000 tras la toma por parte de las FDS de la ciudad de Baghuz, último bastión de Estado Islámico en Siria.
La Administración Autónoma para el Norte y el Este de Siria (AANES) ha advertido del peligro de la ausencia de ayuda internacional en la gestión de los campamentos, mientras que Estados Unidos alertó en septiembre de que Al Hol es “un caldo de cultivo para la próxima generación de Estado Islámico”.
“Las madres están aterrorizadas”, ha hecho saber la relatora. “Se están llevado a niños menores de diez años”, ha avisado sobre unos campamentos que ahora albergan a más de 55.000 personas, entre ellas 31.000 niños, prácticamente la mitad menores de 12 años.
La relatora ha denunciado que las prácticas de detención se extienden a las prisiones kurdas, donde están encerrados varios menores. En centros como el de Gweiran se tiene constancia incluso de un brote de tuberculosis. “Esta detención infantil contraviene por completo el Derecho Internacional y los arrestos constituyen en general un ciclo interminable por el que esta gente se pasará detenida desde que nacen hasta la tumba”, ha añadido.
En otras zonas de Al Hol hay mujeres “visiblemente enfermas”, en particular en el llamado “anexo” del campamento, donde hay miles de ellas detenidas bajo medidas adicionales de seguridad. “No podemos encerrar a miles de personas sin que nadie sepa qué les está ocurriendo”, ha manifestado antes de pedir a la comunidad internacional que acelere la repatriación de las familias detenidas, originarias de 57 países, de los cuales solo 36 han comenzado estos procedimientos a un ritmo glacial: las estimaciones de la ONU apuntan que este proceso tardará dos décadas en concluir.
La relatora de la ONU avisa del tremendo impacto que comportarán estos campamentos para el futuro del norte de Siria, porque “ahora mismo estamos cerrando los ojos a las implicaciones de seguridad a largo plazo que supone tener aquí a niños detenidos en estas condiciones”.
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