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En el último año, el 41% de los adolescentes españoles ha experimentado o cree haber experimentado un problema de salud mental

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MADRID, 08 (SERVIMEDIA)

El 41,1% de los adolescentes españoles asegura que ha tenido o cree haber pasado por un problema de salud mental en el último año. De ellos, el 36,9% no ha contado a nadie lo que le pasa y el 51,4% no ha pedido ayuda.

Así consta en ‘La salud mental es cosa de niños, niñas y adolescentes. Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024’, un trabajo elaborado por Unicef España y por la Universidad de Sevilla, cuyas conclusiones se presentaron este martes en un acto en el que estuvieron presentes el director ejecutivo de la organización, José María Vera; Pilar Ramos, investigadora de la Universidad de Sevilla y coautora del informe; y José Ángel y Alae, dos chavales pertenecientes al Grupo Asesor de Unicef España.

En el texto se pone de manifiesto que el 41,1% de los adolescentes españoles afirma que ha tenido o cree haber padecido un problema relacionado con la salud mental. De ellos, el 36,9% no ha contado a nadie lo que le pasa y el 51,4% no ha pedido ayuda.

Entre los determinantes internos que los adolescentes señalan como más importantes para favorecer la salud mental se encuentran los hábitos de sueño (74,9%), el ejercicio físico (62,3%) y llevar una dieta equilibrada (50,6%); mientras que entre los externos sobresalen la buena relación con sus progenitores (82,6%), el apoyo de personas cercanas (82%) y hacer las cosas que les gustan y hacen sentir bien (78,6%).

En el otro lado de la balanza, Pilar Ramos reseñó que los factores internos que perjudican la salud mental de los adolescentes descuellan “la baja autoestima, el consumo de alcohol y otras drogas, tener problemas de salud física y tener dificultades económicas”. En cuanto a los externos, sobresalen el “’bullying’ o ‘ciberbullying’ y tener problemas familiares”.

Por su parte, el 98,5% de los adolescentes reconoce que utiliza las redes sociales. De ellos, el 73,5% asegura haber sentido agobio o estrés por la cantidad de información que recibe relacionada con la salud mental; el 70% las emplea para pronunciarse sobre esta cuestión; y el 32% confiesa que ha sentido la necesidad de mostrar en el mundo ‘online’ “una vida perfecta y sin problemas”.

En ese sentido, más del doble de chicas (34,3%) que de chicos (13,3%) se comparan con personas que muestran vidas perfectas y una buena salud mental en las redes sociales. A ello se añade que el 73,5% de ellas sienten más presión por tener un físico determinado que ellos (50,8%).

Ante esta situación, José María Vera observó que “si bien nuestros adolescentes cada vez normalizan más hablar de salud mental identificar posibles problemas, todavía persiste cierto estigma en torno al tema”, por lo que resulta “fundamental promover desde todos los ámbitos -instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, familias, educativo- acciones, campañas, iniciativas o formación que contribuyan a erradicar el estigma y los prejuicios, y al mismo tiempo a mejorar el bienestar mental de nuestros niños, niñas y adolescentes”.

Por su parte, el 56% de los chavales no confían en los profesionales de orientación, una realidad ante la que José Ángel, un joven de 17 años de Úbeda (Jaén) aseveró que resulta “muy importante” que los adolescentes tengan “con quien hablar en un centro educativo cuando tenga problemas”.

Lamentó que “no hay tantos orientadores para una gran ratio de alumnos” y subrayó la importancia de que aquellos se conviertan en “amigos” de éstos, puesto que a muchos chavales “les da miedo” que sus compañeros les vean pidiendo ayuda.

En la misma línea, Alae, una joven de 15 años de Fuenlabrada (Madrid), apuntó que el hecho de que los adolescentes no confíen en los orientadores se debe a que “hay muy pocos”, lo que provoca que dediquen “poco tiempo a los chavales”. Esto lleva a que éstos “sienten que están solos en sus luchas y creen que nadie les va a entender”, a lo que se suma que “en sus casas no tienen confianza ni valentía para pedir ayuda sanitaria de cualquier tipo”.

TABÚ SALUD MENTAL

Por otro lado, José Ángel afirmó que a los jóvenes de su generación “no nos importa tener una relación con una persona con un problema de salud mental, porque creemos que podemos ayudarla con nuestro apoyo y con los consejos que podemos darle”.

Luego de constatar que “la salud mental ha sido, es y seguirá siendo un tabú en nuestra sociedad”, celebró que esta percepción “está disminuyendo”; mientras que Alae manifestó que “la generación actual está un poco más abierta a aceptar la salud mental en los adolescentes”, puesto que “están más concienciados” con esta cuestión y “tienen más información para ayudar” a quienes lo necesitan.

En lo concerniente a las redes sociales, José Ángel consideró que éstas se han convertido en “nuestra mano derecha en nuestro día a día”, lo que provoca que “estamos conectados todo el día”. A pesar de que estas herramientas “se usan para divulgar buenas técnicas para afrontar nuestra salud mental”, los ‘influencers’ “influyen en nuestra vida y hacen que mostremos una vida que puede que no nos guste, pero que imitamos para intentar parecernos a otros y ser aceptados en un grupo de amigos”.

Alea denunció que los creadores de contenidos en las redes sociales “sólo muestran el lado positivo de sus vidas, para mostrar una vida perfecta”, lo que “lleva a pensar al adolescente que sólo ellos tienen problemas y tienden a imitar” lo que ven en sus teléfonos móviles”. Sin embargo, destacó que “gran parte” de los ‘influencers’ muestran lo malo que ocurre en sus vidas, lo que provoca que trasladen a los chavales que “una vida perfecta no existe”.

RECOMENDACIONES

Por todo ello, José Ángel y Alea lanzaron las siguientes propuestas en materia de salud mental: “reforzar los programas y servicios de detección, prevención precoz y atención de la salud mental de la infancia y la adolescencia en la Atención Primaria y sistemas sanitarios autonómicos”; “mejorar el conocimiento y comprensión a través de datos fiables, del estado de la salud mental de la infancia y la adolescencia”; y “promover iniciativas en los centros escolares, entendidos como entornos protectores, para fomentar el bienestar del alumnado y el aprendizaje emocional mediante concienciación o formación para poder detectar problemas y saber cómo abordarlos”.

También plantearon “apoyar a las familias y cuidadores mediante formaciones, recursos específicos, recomendaciones y redes de apoyo para familias”; “potenciar la escucha activa y participación de los propios niños, niñas y adolescentes”; “concienciar a través de los medios de comunicación para contribuir a erradicar el estigma”; y “fomentar un espacio digital en clave de bienestar emocional”.

Por último, José Ángel concluyó transmitiendo que “vamos a hacer que sea algo totalmente normal, totalmente natural, hablar de salud mental”, y Alae deslizó que “está bien no estar bien”, manifestando que “debemos aceptar que tenemos problemas, lo que es un paso esencial para la sanación”. “Me gustaría que todos los que sienten que tienen un problema de salud física o mental se lo traten sin pensar en el qué dirán si acuden a un psicólogo o a un orientador”, remató.


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