MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
El año en el que más satélites se lanzaron fue 2023 y no hay suficientes satélites que abandonen las órbitas terrestres “tan congestionadas” al final de su vida útil, según el informe sobre el Medio Ambiente Espacial 2024 de la Agencial Espacial Europea (ESA).
El trabajo recoge que el entorno orbital de la Tierra es un recurso finito y que el número y la escala de constelaciones de satélites comerciales en ciertas órbitas terrestres bajas siguen aumentando.
Además, los satélites que permanecen en su órbita operativa al final de su misión corren el riesgo de fragmentarse en peligrosas nubes de desechos que permanecen en órbita durante muchos años, según explica la ESA en el informe.
Al mismo tiempo, los satélites activos deben realizar un número cada vez mayor de maniobras para evitar colisiones a fin de esquivar el camino de otros satélites y fragmentos de desechos espaciales, y la adopción de medidas de reducción de los desechos espaciales está mejorando lentamente, pero todavía no es suficiente para detener el aumento del número y la cantidad de desechos.
Así pues, la ESA detalla que, si no se introducen más cambios, el comportamiento colectivo de las entidades que realizan actividades espaciales (empresas privadas y organismos nacionales) es “insostenible” a largo plazo.
De este modo, el análisis estudia las naves espaciales que rodean el planeta y que llevan a cabo un trabajo “importante” para analizar el clima cambiante, prestar servicios globales de comunicación y navegación, y ayudar a responder preguntas científicas.
Pero, según afirmó la ESA, algunas de sus órbitas se están llenando y cada vez están más agitadas con piezas mortales y rápidas de satélites y cohetes difuntos que “amenazan el futuro en el espacio”.
En 2002, el Comité Interinstitucional de Coordinación en materia de Desechos Espaciales, del que la ESA es miembro, publicó sus Directrices para la reducción de los desechos espaciales. Las medidas descritas en las directrices voluntarias establecen cómo diseñar, volar y deshacerse de las misiones espaciales de manera que se evite la creación de más desechos.
Estas medidas fueron un paso “importante” para la protección de las órbitas y sirvieron como línea de base para la política de mitigación en la ESA, la legislación nacional y las normas técnicas durante dos décadas, según concluyó la agencia espacial.
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