MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Las empresas participantes del proyecto ‘La alimentación no tiene desperdicio’ de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) han reducido al 0,66% el desperdicio alimentario en los últimos diez años, como se ha dado a conocer en la jornada ‘Restauración sostenible: la comida no se tira’ organizada por Sodexo y en la que ha participado la asociación.
La jornada fue inaugurada por la directora general de Sodexo en España, Carina Cabezas, quien ha recordado que “según datos del Índice de desperdicio de alimentos de 2021 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estima que el desperdicio alcanza los 931 millones de toneladas al año (el 17% del total de alimentos disponibles para los consumidores), en un contexto en el que 811 millones de personas (una décima parte de la población) padece hambre”.
“Estos datos nos obligan a actuar y dedicar esfuerzos para reducir el desperdicio. Por este motivo, en Sodexo estamos absolutamente comprometidos con nuestra labor para aportar valor a nuestros consumidores y poner en valor la comida, un bien muy preciado que tenemos que usar con sentido y haciendo pedagogía para que las nuevas generaciones la traten con respeto”, ha argumentado.
Por su parte, la directora de Comunicación y relaciones Institucionales de AECOC, Nuria de Pedraza, ha detallado las acciones llevadas a cabo por el Comité AECOC contra el desperdicio alimentario y ha señalado que en 2012 se lanzó el proyecto ‘La Alimentación no tiene desperdicio’, una campaña europea que tiene como objetivo agrupar empresas para trabajar juntos en la búsqueda de soluciones que permitan prevenir y reducir el desperdicio de alimentos.
En este punto, destacó que la labor de las empresas en la última década –basada en tres líneas estratégicas (prevención, redistribución o revalorización de los excedentes y sensibilización)– ha permitido a las empresas de la gran distribución participantes reducir de un 1,78% a un 0,66% su porcentaje de desperdicio sobre el total comercializado en la última década.
Por su parte, Alfred Vara, Cap del Departament de Prevenció i Eficiència dels Recursos de la Agència de Residus de Catalunya, ha destacado los avances normativos en materia de regulación de desperdicio alimentario impulsados por las administraciones públicas.
“El despilfarro alimentario es un problema que en los últimos años ha adquirido mucha relevancia, tanto en el ámbito político como en el social. Se ha incrementado la conciencia sobre el hecho de que hay que luchar contra las pérdidas y el despilfarro de alimentos que se generan a lo largo de la cadena alimentaria. Por este motivo, en 2011 hicimos una primera cuantificación sobre el desperdicio alimentario al final de la cadena alimentaria”, ha recordado.
En su intervención, ha recordado que posteriormente entraron en contacto con la iniciativa de AECOC y, posteriormente, se trabajó en una regulación, la ‘Ley de prevención de las pérdidas y el despilfarro alimentario’ que fue aprobada por el Parlament de Catalunya en 2020. “Con esta ley, aprobada por unanimidad, se pretende que las empresas reduzcan su desperdicio de forma natural y asuman la responsabilidad que tienen en la cadena de valor”, ha destacado.
Mientras, la responsable del departamento de Prevención de Riesgos Laborales y Medioambiente de Boehringer Ingelheim, Mónica Sánchez, ha apuntado que el desperdicio alimentario, pese a no formar parte del ‘core business’ de la compañía, juega un papel muy relevante en la consecución de sus objetivos sostenibles.
“En Boehringer, nuestra estrategia está basada en la descarbonización, con el objetivo de hacer neutras nuestras actividades, y en la gestión del agua, un bien muy preciado para nuestra empresa. Sin embargo, a través de los datos recopilados sobre el desperdicio alimentario, empezamos a ver qué podíamos hacer en este ámbito, que tiene una relación directa con la reducción de la huella de carbono”, ha relatado, para enumerar después las campañas puestas en marcha “para concienciar a nuestros trabajadores y, al ver su éxito, diseñamos alianzas estratégicas con asociaciones como Espigoladors para concienciar también a nuestros clientes”.
El director de RSC y Sostenibilidad de Sodexo, Daniel Lois, ha incidido en la complejidad y profundidad de la cadena de valor de la industria alimentaria y en los retos asociados a contar con tantos actores en el sector.
“Debido a las características de la industria alimentaria, en algún momento nos hemos perdido en el camino y tenemos el deber de volvernos a encontrar. Por este motivo, desde Sodexo hemos reconocido que tenemos que mejorar, que existe una problemática, y que Sodexo sola no puede solucionarlo. Con este problema del desperdicio, hemos logrado empezar a planificar con más antelación y repensar el modelo de restauración que existe actualmente”, ha reconocido.
Por ello, ha añadido que si se quieren “cambiar las cosas, también se requiere un sacrificio”. “Por lo tanto, tenemos claro que debemos seguir siendo honestos y transparentes con nuestra cadena de valor, con nuestros proveedores y con los clientes para llegar al desperdicio cero”, ha argumentado.
Por último, la directora general de Hestia Alliance, Eva Luque, ha puesto sobre la mesa la importancia de la colaboración entre empresas para lograr la consolidación de los objetivos comunes. “En Hestia Alliance, contamos con la ayuda de Sodexo. Nuestra alianza con ellos permite que la gestión de las comidas de nuestros pacientes tenga éxito y se muestre respetuosa con el desperdicio alimentario”, ha subrayado.
“A nivel global, la reducción de los residuos alimentarios requiere de una colaboración y una solidaridad para concienciar a todas las personas que forman parte de la cadena de valor del sector alimentario. De este modo, como las comidas que servimos ya no pueden ser aprovechadas y se tiene que retirar, nuestra acción tiene que ser previa para no generar el exceso de comida que conduce al desperdicio y asegurar una dinámica respetuosa”, ha concluido.
- Te recomendamos -