MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La periodista Elena Rodríguez-Avial ha publicado el libro ‘La herida se ilumina’ (Mensajero), con el que quiere “sensibilizar” y “agitar” a los miembros de la Iglesia, desde sacerdotes, hasta religiosos pasando por laicos, sobre un tema “tabú”, la necesidad de acompañamiento a los creyentes divorciados.
“Otro de los objetivos que busco es agitar a la Iglesia no solo la Iglesia oficial, sacerdotes, religiosos y religiosas, sino también a los laicos para que fomenten ese acompañamiento a sus hermanos y hermanas en situación de separación o divorcio”, ha explicado Rodríguez-Avial, este lunes, en una rueda de prensa para presentar el libro.
Asimismo, la autora, que desde 2014 ha coordinado la Oficina de Comunicación de la Provincia de España de la Compañía de Jesús, ha señalado que su principal finalidad es “ser una pequeña luz de esperanza” para los creyentes que están “sufriendo” porque “su proyecto de vida era formar una familia y se ha quebrado”.
Rodríguez-Avial ha precisado que la idea de escribir este libro surgió “por propio interés terapéutico” ya que ella misma está divorciada, y para su proceso de “sanación” empezó a quedar a tomar café con otras personas que habían pasado por la misma situación. Algunos de estos encuentros se convirtieron en entrevistas que ahora conforman este libro.
FALTA FORMACIÓN
Una de las conclusiones de la autora es que “el problema existe” y en muchas parroquias hay “buena voluntad” pero falta “formación” para acompañar adecuadamente a las personas divorciadas.
“Es doloroso constatar que hay pocas pastorales oficiales y que, además, algunas de ellas están vetadas a las personas que tienen una nueva pareja. Y luego me da la sensación de que hay mucha buena voluntad en muchas parroquias donde se hacen cosas pero no hay una coordinación ni una buena formación, entonces, a lo mejor no sé está llegando bien a las personas”, ha puntualizado.
Además, ha señalado que la exhortación Amoris Laetitia (2016), del Papa Francisco, “se suponía que iba abrir muchas puertas” pero “no se ha aplicado todo lo que proponía ni se ha desarrollado todo su potencial”.
En el libro, Rodríguez-Avial aborda el proceso de duelo de un divorcio y analiza cómo se puede manifestar en las personas y recoge los matices positivos y negativos que existen en el caso de que la persona que se divorcia tenga fe.
Entre los positivos, la periodista ha subrayado, entre otros, que el hecho de ser creyente “te abre el horizonte de la esperanza cristiana” y te ayuda a perdonar, “una pieza clave para la sanación”.
INDISOLUBILIDAD DEL VÍNCULO
Mientras, entre los aspectos negativos, ha enumerado la “pérdida del concepto de familia cristiana con la que habías soñado y que la Iglesia te dice que es la oficial”, la “inexistencia de un rito final” o la “indisolubilidad del vínculo de sacramento”. Según ha precisado, a algunas personas les ayuda pedir la nulidad pero ha puntualizado que no todo el mundo quiere pedirla porque considera que su matrimonio fue válido.
También ha puesto de manifiesto que hay personas divorciadas que “viven con mucha angustia no poder recibir el sacramento de la comunión”.
En este contexto, la autora ha remarcado la importancia del acompañamiento psicológico y de los grupos de acompañamiento específicos dentro de la propia Iglesia, como Cuatro Estaciones, el Grupo SEPAS, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid), Semillas de Esperanza para Amar y Servir o las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPERE).
“Acompañantes espirituales, sacerdotes consejeros, grupos de divorciados, comunidades de fe, talleres de perdón, ejercicios espirituales, pueden ayudar a caminar a aquel que se encuentra perdido”, propone la autora.
Además, insta a fomentar grupos de apoyo de divorciados y divorciadas en las parroquias porque “puede resultar muy consolador”. Si bien, indica que, aunque los hay, “pocos párrocos se animan y los que se animan, no les dan publicidad”.
Según añade, “esto no se enseña en los seminarios” y “la doctrina de la Iglesia muy hermética en estos casos”.
Por ello, lamenta que “algunas personas no han encontrado calor ni acogida en la Iglesia” lo que puede suponer una “doble estigmatización, una herida sobre la herida”; y no pide tanto cambios a nivel doctrinal sino que insiste en la necesidad de que la Iglesia “se conciencie” sobre esta realidad.
- Te recomendamos -