MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
Los estímulos táctiles activan simultáneamente las vías neurales del tacto y de la visión en etapas embrionarias, y ambas vías se reorganizan poco después del nacimiento para permitir el procesamiento separado de ambos sentidos.
Las ondas de actividad emitidas por la retina alrededor del nacimiento impulsan la separación del tacto y la vista, según un estudio del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández (UMH-CSIC) publicado este jueves en la revista ‘Science’.
Esta separación ocurre en una estructura cerebral llamada colículo superior, que actúa como distribuidor de circuitos o vías neuronales. Cualquier retraso en el desarrollo de esta separación provoca una incorrecta organización de los circuitos visuales que se mantiene en la vida adulta.
Un nuevo estudio del laboratorio de Guillermina López-Bendito demuestra en ratones que los circuitos del tacto y la vista no son independientes en el embrión, sino que están entremezclados. Es al nacer cuando estos circuitos se separan y las respuestas a los estímulos sensoriales se independizan.
En un estudio anterior, el laboratorio de López-Bendito demostró que los estímulos táctiles activan circuitos cerebrales diseñados para procesar este tipo de información antes del nacimiento.
“Pero queríamos determinar si lo hacen de forma independiente o si hay una superposición temporal con otros sentidos. Este nuevo estudio proporciona datos fascinantes sobre cómo se segregan los sentidos en los primeros días de vida”, indica López-Bendito.
Los investigadores han demostrado por primera vez ‘in vivo’ en ratones que un estímulo táctil no solo desencadena la respuesta esperada durante el desarrollo embrionario en la corteza somatosensorial primaria (una de las áreas del cerebro que se ocupa del sentido del tacto), sino que sorprendentemente también da lugar a una respuesta en la corteza visual primaria de ambos hemisferios.
“Esta respuesta multimodal (es decir, que abarca más de un sentido) se observó en embriones de ratón analizados el último día de gestación, pero desapareció con el nacimiento. Luego probamos si la desaparición de esta respuesta multimodal podría estar relacionada con la llegada de señales de la retina a la corteza cerebral y otras estructuras cerebrales. Nuestros datos muestran que los circuitos somatosensoriales y visuales no se secretan por defecto, sino que requieren la llegada de ondas de actividad desde la retina para hacerlo”, explica Teresa Guillamón-Vivancos, que lideró el trabajo.
SEPARACIÓN DE VÍAS
Este proceso de separación de circuitos sensoriales ocurre durante una ventana de tiempo cercana al nacimiento, en una estructura cerebral llamada colículo superior. Haciendo un símil ferroviario, al nacer los sentidos se separan en el colículo superior, siguiendo caminos diferentes. El cambio de vía lo facilitan las ondas de actividad de la retina, que actúan como vías férreas que dirigen los estímulos de cada modalidad sensorial a la corteza correspondiente, para que podamos percibirlos por separado.
De hecho, el bloqueo de estas ondas retinianas prolonga la configuración multimodal (entremezclada) de los sentidos después del nacimiento, lo que da como resultado que el colículo superior retenga una identidad mixta táctil-visual y surjan defectos en la organización espacial del sistema visual.
Otra contribución de este trabajo es el hallazgo de una ventana temporal limitada para la segregación de los sistemas visual y somatosensorial. Así, cualquier retraso en esta segregación dará lugar a cambios duraderos en la organización de los circuitos visuales.
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