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Lanzará un torpedo con carga contra un objetivo por primera vez en un ejercicio en mayo
CARTAGENA (MURCIA), 15 (EUROPA PRESS)
El submarino S-81 ‘Isaac Peral’ continúa en Cartagena (Murcia) su proceso de certificación para estar plenamente operativo en julio de este año. Así, lanzará un torpedo con carga contra un objetivo por primera vez en un ejercicio que tendrá lugar en mayo en aguas de las Islas Canarias.
El ‘Isaac Peral’, el quinto submarino de la Armada bautizado con el nombre del insigne marino español, fue entregado el 30 de noviembre del 2023. Desde entonces, se encuentra en el Arsenal de Cartagena, donde personal de la Armada y de Navantia, fabricante del sumergible, trabajan en su puesta a punto definitiva en el que puede entenderse como su “año de garantía” antes de estar completamente disponible.
Con el S-81 operativo, España tendrá dos submarinos, pero ya ha entrado en el restringido club de los países del mundo que tienen capacidad para construirlos, diez en total. La Armada jubilará al S-71 ‘Galerna’ a mediados de 2027, que será cuando el S-82 ‘Narciso Monturiol’, actualmente en construcción y pruebas, concluya su etapa de evaluación y certificación. Está previsto que Navantia lo entregue a la Armada en septiembre de 2026 y que entre en funcionamiento a mediados de 2027.
Los otros dos submarinos de la serie S-80 plus, el S-83 ‘Cosme García’ y el S-84 ‘Mateo García de los Reyes’, ya han comenzado la fase de construcción y pruebas, pero sus entregas se demorarán hasta diciembre de 2028 y enero de 2030, según el calendario facilitado por la Armada. Estarán completamente operativos a principios de 2030 y principios de 2031, respectivamente.
El comandante de la Flotilla de Submarinos, el capitán de navío Pedro Márquez de la Calleja, cree que el momento actual es “ilusionante y crítico” y reclama más inversión para que programas de este tipo puedan seguir llevándose a cabo. “Hay que mantenerlo y para eso hay que invertir”, ahonda.
UN SALTO TECNOLÓGICO SUSTANCIAL
Los submarinos S-80, de 81 metros de eslora, son plataformas versátiles, capaces de realizar un gran variedad de misiones, que continúan y amplían las capacidades de las que hasta ahora disponía la Armada con los S-70. El comandante Márquez de la Calleja destaca que sus valores añadidos son la discreción, la versatilidad y su capacidad de disuasión.
Los S-80 pueden llevar a cabo guerra anti-superficie y anti-submarina; operaciones en aguas poco profundas; operaciones especiales y evacuación discreta de personal civil; vigilancia, reconocimiento y recopilación de inteligencia; minado discreto –defensivo y ofensivo–; y pueden integrarse en grupos de combate.
La Armada resalta que la serie supone un salto tecnológico sustancial frente a su predecesora, ya que cuenta con un sistema integrado de control de la plataforma, un sistema de combate integrado y un sistema de comunicaciones integradas. Este grupo permite elevar el grado de automatización a la vez que reduce notablemente el número de personas necesarias para operar el submarino.
Dicha automatización se apoya en un alto nivel de redundancia de equipos que, a su vez, permite aumentar la seguridad en inmersión. Por otro lado, es destacable la mejora en discreción con unos elevados estándares de construcción en lo relativo a firmas acústicas y magnéticas.
Además, por primera vez en la historia de la Armada, los S-80 tendrán la capacidad de lanzamiento de misiles, permitiendo así el ataque a unidades de superficie desde posiciones alejadas e incluso realizar ataques selectivos sobre objetivos de tierra costeros. En concreto, dispone de misiles tácticos, misiles de crucero de ataque a tierra, torpedos guiados y minas que son lanzados gracias a sus seis tubos lanzatorpedos.
Si el torpedo ya está en el tubo, tarda segundos en salir cuando se da la orden. Si hay que cargarlo, gracias a la automatización del sumergible, la operación dura entre 15 y 20 minutos en total, explica la dotación del sumergible. El S-81 ya ha lanzado siete torpedos, sin carga, de prueba.
En otro paso más hacia su puesta en marcha definitiva, lanzará un torpedo con carga contra un objetivo real, un barco viejo que ha de hundir, en un ejercicio que tendrá lugar en mayo en Canarias. Previsiblemente, los ciudadanos podrán verlo en la parada naval que precederá al desfile del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS) el 6 de junio en las Canarias.
La Armada también subraya que los S-80 cuentan con una tecnología llamada AIP que permite a los sumergibles disponer de una gran autonomía bajo el agua. Personal de la Flotilla de Submarinos indica que la tecnología AIP hace que “la batería” del submarino “dure más” y permite que el sumergible no haga esnórquel para cargar las baterías. Al no salir a la superficie se gana en discreción.
40 PERSONAS PARA DOS DUCHAS Y TRES RETRETES
La dotación del S-81 ‘Isaac Peral’ está compuesta por 53 personas, debido a la necesidad de hacer frente a las necesidades del personal respecto a conciliación familiar o la realización de cursos. De ellos, 46 son hombres y siete son mujeres. Hay nueve oficiales hombres, 19 suboficiales hombres y dos mujeres y 18 miembros de tropa hombres y cinco mujeres.
Pero está diseñado para ser operado por un total de 40 personas, de las que 33 ocupan puestos de guardia a tres vigilancias –once personas por vigilancia– y siete están permanentemente disponibles –comandante, segundo comandante jefe de operaciones, personal de cocina y personal de radio.
Si bien la serie S-80 mejora la habitabilidad de los S-70, los submarinos están lejos de ser cómodos. El S-81 cuenta con dos duchas y tres retretes para la dotación a bordo, que duerme en siete camarotes con capacidad para seis personas y en uno con capacidad para tres. El comandante, en este caso el capitán de corbeta Manuel Corral Iranzo, tiene un camarote para él solo.
Allí abajo, la dotación reparte su tiempo entre sus labores y los juegos de mesa, habida cuenta de que no pueden conectarse a Internet y el contacto con el exterior es imposible. Cuando no están embarcados, el personal de la Flotilla de Submarinos entrena en los simuladores de la Base y la Escuela, que son vitales para la existencia del arma submarina. Demandan continua formación porque, como repite el personal, en un submarino “no hay segundas oportunidades”.
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