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El síndrome de ovario poliquístico influye en el metabolismo, según un nuevo descubrimiento

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MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

Dos recientes estudios impulsados desde el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y el CIBERDEM han mostrado que existen diferencias en el metabolismo intermediario entre hombres, mujeres y pacientes con síndrome de ovario poliquístico que no son tenidas en cuenta a la hora de manejar la obesidad.

El síndrome de ovario poliquístico es el trastorno endocrino-reproductivo más frecuente en mujeres premenopáusicas y se asocia a resistencia a la insulina, obesidad y problemas de salud cardiometabólicos.

Ahora, los investigadores estudian la idea de que el exceso de andrógenos (hormonas masculinas) en las mujeres está relacionado con cómo su cuerpo responde a los procesos metabólicos, tanto en ayunas como después de comer alimentos de distinta composición nutricional, y cómo esta respuesta puede estar influenciada por la obesidad.

En la investigación, publicada en ‘Biology of Sex Differences’, se han utilizado técnicas avanzadas de espectroscopía de resonancia magnética nuclear de protones para analizar los perfiles metabolómicos en muestras de sangre.

Un primer trabajo, liderado por Héctor Escobar Morreale y Mª Ángeles Martínez-García, en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid/ IRYCIS, ha revelado que el perfil metabolómico en sangre era diferente en hombres y mujeres y que existe una masculinización del metabolismo intermediario en mujeres con síndrome de ovario poliquístico, lo que sugiere aún más la influencia del sexo y las hormonas sexuales en la regulación metabólica.

“Queríamos estudiar si el exceso de andrógenos en las mujeres también induce cambios a nivel metabólico y si esta influencia se veía afectada por la obesidad”, explica la investigadora del CIBERDEM/ IRYCIS, Mª Ángeles Martínez García.

En el estudio participaron 53 adultos jóvenes incluyendo mujeres con síndrome de ovario poliquístico, que se caracterizan por presentar una clínica y/o bioquímica de exceso androgénico y disfunción ovulatoria, mujeres sin hiperandrogenismo y con ciclos menstruales regulares, y hombres sanos.

La mitad de los participantes en cada grupo tenían obesidad, definida como un IMC igual o superior a 30 kg/m2. A partir del suero de muestras de sangre obtenidas en ayunas se identificaron 36 metabolitos de bajo peso molecular mediante espectroscopía de resonancia magnética nuclear de protones.

“La metabolómica trata de comprender y analizar la composición global de los aminoácidos, ácidos grasos, carbohidratos, etc. en el organismo, en un momento dado, para darnos información sobre el estado de salud, la respuesta a tratamientos médicos o intervenciones dietéticas y ayudar a identificar marcadores moleculares asociados con enfermedades o condiciones específicas”, ha señalado el coordinador de la Plataforma de Metabolómica e investigador del CIBERDEM en el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili, Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, Xavier Correig.

Asimismo, el investigador señala que “el impacto negativo de la obesidad en el perfil metabolómico se limitó a las mujeres, con o sin el síndrome, ya que los hombres obesos no mostraron un deterioro adicional en comparación con los varones sin obesidad”.

Otro de los estudios llevado a cabo por el mismo equipo de investigación trata de ahondar en las diferencias entre sexos en la respuesta postprandial tras la ingesta de distintos macronutrientes (glucosa, lípidos y proteínas).

El análisis del perfil metabolómico indicó que las diferencias parecen ser impulsadas principalmente por los efectos de la insulina después de las comidas y que, especialmente la obesidad y, en menor medida el síndrome de ovario poliquístico, ejercen un papel modulador sobre estas respuestas, probablemente derivado de la resistencia a la insulina.

“Que nuestro cuerpo responda de manera diferente a las comidas dependiendo de si somos hombres o mujeres se debe principalmente a cómo la insulina actúa después de comer, especialmente si tenemos sobrepeso. La obesidad puede afectar a nuestra capacidad de adaptarnos y procesar diferentes tipos de alimentos, pero también el sexo y las hormonas sexuales juegan un papel importante en cómo nuestro organismo regula el metabolismo tras su ingestión”, explica el investigador del Hospital Ramón y Cajal-IRYCIS y CIBERDEM, Manuel Luque Ramírez.


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