MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
El Grupo Parlamentario Socialista ha registrado este miércoles en el Congreso una proposición no de ley para pedir medidas encaminadas a abordar los trastornos de sueño de la población, de forma que se favorezcan hábitos de sueño saludables y se promuevan programas para reducir el consumo de benzodiacepinas a largo plazo.
El texto, que aún debe ser debatido en la Comisión de Sanidad, insta al Gobierno a colaborar con las comunidades autónomas y en el marco de sus competencias, profesionales sanitarios, y organizaciones y asociaciones de pacientes, a “profundizar en el abordaje de los trastornos del sueño y la mejora de los hábitos de sueño saludables de la población”, todo ello en el marco de las estrategias del Ministerio de Sanidad, para garantizar un marco de referencia específico desde una perspectiva multidisciplinar.
Los diputados socialistas también piden impulsar y fomentar la formación de los profesionales en el Sistema Nacional de Salud en materia de trastornos del sueño, de forma que se incrementen las capacidades de la profesión ante estos retos, pues uno de cada cinco españoles sufren este tipo de trastornos, lo que afecta a su calidad y cantidad del sueño, una situación que puede deberse a diversos factores como genéticos, fisiológicos, ambientales o sociales, como el estrés, la vida urbana agitada, los horarios irregulares de trabajo o los hábitos de sueño poco saludables.
PROGRAMAS DE DESPRESCRIPCIÓN DE BENZODIACEPINAS
Del mismo modo, reclaman la promoción y el desarrollo de programas de desprescripción de benzodiacepinas para reducir el consumo a largo plazo, así como revisar la prescripción de otros fármacos de alto nivel adictivo, y es que este tipo de tratamientos presentan “potenciales riesgos” para la salud, como el desarrollo dependencia y tolerancia a estos fármacos en su uso prolongado, lo que provoca que los pacientes no mejoren o incluso puedan “empeorar el funcionamiento diurno de los pacientes”, lo que facilita la aparición de delirio, y aumenta las tasas de accidente y mortalidad.
Según la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) el consumo de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes ha subido más de diez puntos porcentuales entre 2010 y 2021, pasando de 82,50 dosis diarias por cada 1.000 habitantes en 2010 hasta las 93,04 dosis diarias por cada 1.000 habitantes en 2021; cabe destacar que el 15,8 por ciento de los españoles asegura haber consumido analgésicos opioides o hipnosedantes sin receta en alguna ocasión durante el pasado año, según el informe EDADES 2022, publicado por el ministerio de Sanidad a comienzos del año 2023.
Otra de las medidas consiste en “estudiar” la incorporación de indicadores de calidad y cantidad de sueño en las encuestas de salud pública para conocer la situación del mismo, pues no dormir adecuadamente puede conllevar el surgimiento de complicaciones endocrinas, cardiovasculares, metabólicas, psicológicas, inmunológicas o psicomotoras, y puede favorecer la aparición de determinados trastornos neurológicos como ictus, Parkinson, Alzheimer o diversas enfermedades neuromusculares.
Por último, consideran necesario fomentar el estudio, investigación y formación académica acerca de la interconexión entre la falta de sueño y los determinantes sociales de la salud, con “especial énfasis” en la importancia de considerar el género como un elemento fundamental en el autocuidado de la salud del sueño, especialmente en el caso de las mujeres.
La mala calidad del sueño también tiene efectos negativos que más allá del ámbito sanitario, y puede afectar al nivel organizativo y a la productividad de las personas; en el caso de los niños, se relaciona con una reducción del rendimiento escolar y de la capacidad cognitiva, lo que puede desencadenar “consecuencias irreversibles” a largo plazo.
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