MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, ha jurado el cargo este viernes para un nuevo mandato tras hacerse con la victoria en las elecciones celebradas la semana pasada, en las que se hizo con más del 87 por ciento de los votos, según los datos publicados por la comisión electoral.
La ceremonia, retransmitida por la Presidencia uzbeka a través de su cuenta en la red social Facebook, ha contado con la presencia de parlamentarios, miembros de la comisión electoral, jueces del Tribunal Constitucional y miembros de diversas legaciones diplomáticas extranjeras.
“Acepto mi elección para el puesto de presidente de la República de Uzbekistán como otro signo de reconocimiento de nuestra política destinada a garantizar derechos y libertades, en línea con los intereses del pueblo”, ha dicho, antes de expresar su “sincera gratitud” a la población tras su victoria electoral.
En este sentido, ha hecho hincapié en que siente “una responsabilidad gloriosa sobre sus hombros” tras jurar el cargo y ha incidido en que es “personalmente responsable” de la “independencia de la patria, la paz y el bienestar de más de 36 millones de compatriotas”, según ha recogido el diario uzbeko ‘Khalq Sozi’.
La comisión electoral de Uzbekistán indicó el lunes que Mirzoyoyev se había hecho con el 87,05 por ciento de los votos, muy por delante de la líder del partido socialdemócrata Adolat (Justicia), Robajon Majmudova, quien ha obtenido el 4,43 de las papeletas. Por detrás figuran Ulugbek Inoyatov, del Partido Democrático Popular, quien ha recabado el 4,2 por ciento de los apoyos, y Abdushukur Jamzayev, del Partido por el Medio ambiente, quien se ha hecho con el 3,74 por ciento de los votos.
Las elecciones se celebraron como consecuencia directa de la reforma constitucional de mayo, una batería de enmiendas que facilitan al mandatario la posibilidad de permanecer en el poder durante otros dos mandatos adicionales de siete años, hasta 2037.
El respaldo obtenido en el referéndum ha sido la punta de lanza de la campaña de Mirziyoyev en un país que quiere reconvertir en “Estado social” a través de unos cambios que triplicarían las obligaciones del Estado para con sus ciudadanos, garantizarían la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, abolirían la pena de muerte y proporcionarían a los ciudadanos la capacidad de apelar ante el Tribunal Constitucional.
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