MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El presidente de Túnez, Kais Saied, ha llevado a cabo este domingo una gran reestructuración del gabinete con el reemplazo de 19 ministros, incluidos el de Exteriores y Defensa, y tres secretarios de Estado, cuando queda poco más de un mes para las elecciones presidenciales, que están convocadas para el 6 de octubre y en las que se presentará a la reelección mientras que más de una decena de precandidaturas han sido rechazadas.
El nuevo jefe de la diplomacia tunecina es Muhamad Ali al Nafti, que trabajó en varias embajadas, como en la de Madrid (2005-2010) y la de Seúl (2012-2017). El ministro de Defensa, Jaled al Suhaili, también es un exdiplomático que ha trabajado varios años para el Ministerio de Exteriores. También ha nombrado a los titulares de Salud, Economía, Empleo, Comercio, Agricultura, Educación, Deportes, Comunicaciones, Transportes, Medioambiente, Turismo, Asuntos Sociales, Asuntos Religiosos, Asuntos Culturales, Familia, Bienes del Estado.
Los tres nuevos secretarios de Estado asistirán al ministro de Exteriores, al de Agricultura y al de Empleo, según reza un comunicado publicado por la Presidencia tunecina en su perfil de la red social Facebook y que únicamente se limita a identificar a los nuevos funcionarios.
El mandatario ha indicado desde el Palacio de Cartago en un discurso ante los ministros recién nombrados que la reorganización del gabinete era necesaria, señalando que la situación se ha convertido hoy en “un conflicto abierto entre el pueblo tunecino, decidido a ser libre, a alcanzar la justicia y la libertad y a luchar contra la corrupción, y los partidos que se encuentran en los brazos de los círculos externos que desean volver atrás en el tiempo”.
Durante su intervención, recogida por la emisora Mosaique FM, ha explicado que quienes critican la reestructuración ministerial semanas antes de las elecciones no diferencian entre las elecciones y el funcionamiento normal del Estado y su seguridad nacional, puesto que “la maquinaria del Estado se ve perturbada todos los días y que la seguridad nacional está por encima de cualquier consideración”. “Si el interés supremo del país exigiera una reestructuración ministerial incluso después de la apertura de las urnas, no habría habido un momento de duda en hacerlo”, ha dicho.
A principios de mes, Saied destituyó al primer ministro, Ahmed Hachani, nombrado hacía apenas un año, y designó al ministro de Asuntos Sociales, Kamel Maduro, al frente del Gobierno. Antes, el presidente tunecino eliminó del cargo a la entonces primera ministra, Najla Buden, que duro en el cargo menos de dos años.
La oposición, aglutinada mayoritariamente en torno al Frente de Salvación Nacional (FSN), ha denunciado el aumento de la represión y ha exigido la dimisión de Saied, especialmente ante la oleada de detenciones de opositores, activistas y periodistas, así como las bajas tasas de participación en el referéndum constitucional y las elecciones celebradas desde entonces en Túnez.
Saied asumió poderes adicionales en 2021 cuando cerró el Parlamento electo, dominado por la formación islámica Ennahda, y pasó a gobernar por decreto antes de asumir la autoridad sobre el poder judicial, una acción por la que asumió todas las competencias estatales y considerada por sus críticos como un autogolpe de Estado. En los próximos coicios se enfrentará al secretario de Movimiento Al Chaab (Movimiento del Pueblo), Zouhair Maghzaoui, y al líder de partido Azimoun (Decididos), Ayachi Zammel.
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