MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
El Partido Laborista británico aspira en las elecciones parlamentarias de este jueves a una supermayoría en la Cámara de los Comunes que puede romper varios récords históricos, hasta el punto de que algunos sondeos pronostican que puede obtener un margen de diferencia con respecto al Partido Conservador sin precedentes desde 1832.
En las elecciones de ese año, se pusieron en juego 658 escaños de la Cámara de los Comunes y el desaparecido Partido Whig, liderado por Earl Grey, se hizo con 441, 224 más que el Partido Conservador. Por aquel entonces el Partido Laborista no existía, ya que se fundó en el año 1900.
Los laboristas llegaron por primera vez al poder en 1945 y seis años más tarde, en 1951, alcanzaron el que sigue siendo su techo de votos en términos proporcionales, ya que acumularon el 48,8 por ciento de los sufragios. Este récord no evitó que los ‘tories’ obtuviesen más escaños.
El récord para los laboristas en cuanto a escaños llegó en 1997, de la mano de Tony Blair, que contó en sus inicios con 418 legisladores afines, 179 más que el Partido Conservador. En el lado contrario se sitúan los 202 diputados de 2019 y el 27,6 por ciento de los votos de 1983, los dos suelos electorales de los laboristas.
Para los conservadores, su mejor resultado en votos data del año 1955, cuando logró el 49,7 por ciento de los votos, mientas que en diputados el récord siguen siendo los 397 logrados en las elecciones de 1983. En cambio, fueron especialmente catastróficos los comicios de 1997, en los que lograron 165 escaños, con el apoyo del 30,7 por ciento de los ciudadanos.
SUPERMAYORÍA
El sistema político británico concede la capacidad de gobernar a quien logre una mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, si bien existe un término adicional, el de la ‘supermayoría’, para reconocer a los triunfos electorales especialmente holgados.
Técnicamente, una vez superado el umbral de la mayoría absoluta, el partido gobernante no tiene un margen mayor para legislar si, por ejemplo, supera los dos tercios, como sí ocurre en otros sistemas parlamentarios que establecen este listón para cuestiones clave como las reformas constitucionales.
Esa ‘supermayoría’ sí permite tener una mayor cuota de poder dentro de la Cámara de los Comunes, por ejemplo para el control de comisiones, y evita potenciales riesgos en caso de deserciones de diputados o pérdidas de escaños en elecciones parciales –al ser un sistema de circunscripciones uninominales, no corre ninguna lista en caso de que un legislador se retire o fallezca–.
El interés político de tener el mayor margen posible ha quedado palpable en la anterior legislatura, ya que mientras que Boris Johnson obtuvo en 2019 365 escaños, con un margen de 80 sobre los laboristas, el periodo concluyó con una diferencia de 42 entre los dos grandes partidos.
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