MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El Parlamento de Estonia –Riigikogu– ha apoyado con el voto de 88 diputados una declaración para reconocer a Rusia como Estado terrorista, así como para condenar las recientes anexiones de varias regiones ucranianas a su territorio.
Así, y apoyando el llamamiento que ha estado lanzando el Parlamento de Ucrania desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero, el Riigikogu declara al Estado ruso “terrorista” y “patrocinador del terrorismo”, al mismo tiempo que ha reclamado a sus socios internacionales que aprueben declaraciones similares.
La resolución condena las acciones militares de Rusia contra Ucrania, así como la anexión ilegal de partes de su territorio incautado durante la invasión. El Parlamento confirma que Estonia no reconocerá la violación de la integridad territorial de Ucrania a través de la celebración de “referéndums amañados”.
“Nunca es posible crear una ley a través de un delito”, remarca un texto en el que acusa al presidente ruso, Vladimir Putin, de haber convertido a Rusia “en la mayor para el mundo” después de además de sus “amenazas” con el uso de su armamento nuclear, detalla la agencia estonia de noticias ERR.
La amplia resolución recoge también el apoyo a las investigaciones iniciadas por el Tribunal Internacional de Justicia y el Tribunal Penal Internacional por la posible comisión de delitos de guerra, así como a la propuesta de despojar a Rusia de su estatus como miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Asimismo, rechaza el uso de formaciones armadas en el conflicto como el Grupo Wagner, al que propone catalogar como terrorista junto a las fuerzas militares de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, y pide a la UE y a la OTAN ampliar la ayuda militar y humanitaria Ucrania ahora y después de la guerra.
Lo que no ha contado con el beneplácito unánime de los 88 diputados presentes –de los 101 que conforman el Riigikogu– son las cinco enmiendas presentadas por el opositor Partido Popular Conservador de Estonia (EKRE) por las que se demandaba a los socios internacionales del país báltico la retirada de sus embajadores en Moscú y el cierre de todas sus misiones diplomáticas en Rusia.
Entre las enmiendas de EKRE se incluía no permitir a los ciudadanos rusos la posibilidad de pedir asilo en los Estados miembro de la UE y deportar a aquellos que están sujetos a ser movilizados por las autoridades rusas.
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