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El Papa pide una Iglesia “rica de Jesús y pobre de medios” en la misa de conmemoración de apertura del Concilio Vaticano

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“Volvamos al Concilio, que ha redescubierto el río vivo de la Tradición sin estancarse en las tradiciones”, afirma Francisco

ROMA, 11 (EUROPA PRESS)

El Papa ha instado a dejar de lado “polémicas” propias de la “polarización” y ha abogado por una Iglesia basada en lo “esencial” que sea “rica de Jesús y pobre de medios” en la misa para conmemorar el 60º aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II.

“Redescubramos el Concilio para volver a dar la primacía a Dios, a lo esencial, a una Iglesia que esté loca de amor por su Señor y por todos los hombres que Él ama, a una Iglesia que sea rica de Jesús y pobre de medios, a una Iglesia que sea libre y liberadora”, ha dicho el Papa. “Volvamos al Concilio, que ha redescubierto el río vivo de la Tradición sin estancarse en las tradiciones”, ha agregado.

En su homilía en la basílica de San Pedro, ha recordado uno de los acontecimientos más significativos para la historia de la Iglesia del siglo XX que acordó importantes cambios en la vida de la Iglesia católica como permitir que la misa se celebrara en las lenguas locales en lugar de en latín y el fortalecimiento del papel de los laicos y los consagrados.

Francisco ha instado a la Iglesia a no ceder a la “tentación de la polarización” y ha lamentado que después del Concilio que concluyó el 7 de diciembre de 1965, muchos cristianos se “empeñaron en elegir una parte en la Iglesia, sin darse cuenta de que estaban desgarrando el corazón de su Madre”.

En este punto, ha agregado: “Cuántas veces se prefirió ser ‘hinchas del propio grupo’ más que servidores de todos, progresistas y conservadores antes que hermanos y hermanas, ‘de derecha’ o ‘de izquierda’ más que de Jesús; erigirse como ‘custodios de la verdad’ o ‘solistas de la novedad’, en vez de reconocerse hijos humildes y agradecidos de la santa Madre Iglesia”.

Durante la ceremonia, el cuerpo de Juan XXIII se conservaba en un relicario colocado para la ocasión junto al altar de la Confesión. Así ha advertido frente a la tentación de anteponer las “agendas” de los hombres “al Evangelio” y de dejarse transportar por “el viento de la mundanidad para seguir las modas del tiempo”.

Y ha enfatizado: “estemos atentos: ni el progresismo que se adapta al mundo, ni el tradicionalismo que añora un mundo pasado son pruebas de amor, sino de infidelidad. Son egoísmos pelagianos, que anteponen los propios gustos y los propios planes al amor que agrada a Dios, ese amor sencillo, humilde y fiel que Jesús pidió a Pedro”.

Por ello ha abogado por una Iglesia enamorada de Jesús que no tenga tiempo para “conflictos, venenos y polémicas”. “Que Dios nos libre de ser críticos e impacientes, amargados e iracundos. No es sólo cuestión de estilo, sino de amor, porque el que ama, como enseña el apóstol Pablo, hace todo sin murmuraciones”, ha asegurado el pontífice.

De esta manera ha reclamado a los fieles que estén “en el mundo con los demás”, sin sentirse “jamás por encima de los demás” y que rechacen la tentación de encerrarse “en los recintos de las comodidades y convicciones” y ha asegurado que “la Iglesia no celebró el Concilio para contemplarse, sino para darse”. “El Pueblo de Dios nace extrovertido y rejuvenece desgastándose, porque es sacramento de amor”, ha incidido.

GESTOS SIMBÓLICOS

Esta celebración ha estado precedida por algunos gestos simbólicos que han remarcado la relevancia de estas históricas reuniones históricas — impulsadas por San Juan XXIII primero y por Pablo VI, después– que adaptaron la Iglesia católica a la modernidad.

En primer lugar, a partir de las 16:15 horas, se han leído algunos pasajes del significativo discurso que San Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio, Gaudet Mater Ecclesia, en el que reclamó que se superasen “ciertas voces que no dejan de herir nuestros oídos”. “Se trata de personas muy ocupadas sin duda por la religión, pero que no juzgan las cosas con imparcialidad y prudencia. (*) Nosotros creemos que de ninguna manera se puede estar de acuerdo con estos profetas de desgracias que siempre anuncian lo peor, como si estuviéramos ante el fin del mundo”, aseguró el llamado como el ‘Papa bueno’.

Además, se han proclamado algunos textos, leídos por Emanuele Ruzza y Stefania Squarcia, de las cuatro Constituciones Conciliares, Dei Verbum, Sacrosanctum Concilium, Lumen gentium, Gaudium et spes. Al final de estas lecturas, un grupo de obispos y sacerdotes ha ingresado a la basílica de San Pedro con una procesión solemne, para conmemorar la procesión de obispos que abrió el Concilio hace 60 años.

Al terminar la Sagrada Eucaristía, el Papa Francisco ha encendido las antorchas a algunos fieles, quienes pasarán la llama a los reunidos en la basílica de San Pedro y les darán a todos el mandato de mantener viva la enseñanza del Concilio Vaticano II. De este modo, al salir a la plaza de San Pedro, se recordará la procesión de antorchas que tuvo lugar la tarde del 11 de octubre de hace sesenta años, con el famoso “discurso de la luna” de Juan XXXIII, que finalizaba con la famosa invitación para llevar “la caricia del Papa” a los niños y a los enfermos.


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