ROMA, 20 (EUROPA PRESS)
El Papa se ha referido al Tapón del Darién, una zona selvática de 17.000 kilómetros cuadrados que conecta Colombia y Panamá, y que ha sido en estos últimos años una ruta de paso recurrente para los migrantes, como “un mar de lágrimas y muerte”, por lo que ha instado a responder a esta emergencia humanitaria con “fraternidad hospitalaria” ante “la indiferencia que ensangrienta” la zona.
En un mensaje emitido con motivo del encuentro de obispos de frontera de Colombia, Costa Rica y Panamá bajo el título ‘Pascua con nuestros hermanos migrantes’ que concluye este viernes, el Pontífice ha alertado de “los peligros que suponen el tránsito” así como de “los chantajes ilegales”, “las crecientes devoluciones” en caliente o el estancamiento de estas personas en países donde “no son deseados”.
“Con su faceta multicultural, esta caravana humana pasa por el Tapón del Darién, una selva que es triunfo de la naturaleza pero que hoy se convierte en un verdadero viacrucis que no sólo pone en evidencia los límites de la gobernanza migratoria en el hemisferio occidental, sino que alimenta un próspero negocio que permite acumular ganancias ilícitas del tráfico humano”, ha denunciado el pontífice.
La cita de los prelados de los países latinoamericanos se suma a otras iniciativas eclesiales como las reuniones como el IX Encuentro de Obispos de frontera de Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica y el Caribe celebrado en El Salvador y el II Encuentro de Obispos de frontera Colombia – Venezuela en Cúcuta, o el Encuentro de Obispos de frontera entre Colombia y Ecuador en Pasto.
La Iglesia en Latinoamérica y el Caribe siempre ha expresado su preocupación por el tema de la migración. El Papa ha encomiado su labor en el mensaje: “Los animo a trabajar incansablemente para que sea posible erradicar esa indiferencia, de tal manera que cuando un hermano o una hermana migrante llegue, encuentre en la Iglesia un lugar donde no se sienta juzgado, sino acogido; donde pueda calmar el hambre y la sed, y revivir la esperanza”.
Además, el Papa ha exhortado a los obispos de Colombia, Costa Rica y Panamá a “sumar esfuerzos con todas las instancias de la comunidad internacional, para que todos tengan ese derecho a permanecer en su tierra con una vida digna y pacífica”.
Del mismo modo, ha dicho que el camino de la migración necesita pastores y agentes de pastoral que se atrevan a superar los “límites de lo establecido” que sean también “capaces de regresar a lo esencial” y de desinstalarse “de la indiferencia”. “Solo caminando al ritmo de Dios con su pueblo santo, se podrán cruzar las barreras de lo convencional, llevando a la Iglesia, junto con los hermanos y hermanas migrantes, por vías de esperanza”, ha concluido.
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