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El Papa permite la adoración pública en Medjugorje, aunque aclara ciertos mensajes de los videntes

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ROMA, 19 (EUROPA PRESS)

El Papa ha reconocido la bondad de los frutos espirituales de las apariciones marianas en la localidad croata-bosnia de Medjugorje, en el sur de Bosnia-Herzegovina, lo que, aunque no no implica una declaración sobre su “carácter sobrenatural”, autoriza el culto público.

“Se han producido muchos frutos positivos y no se han difundido efectos negativos o de riesgo entre el Pueblo de Dios”, señalan el prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, y el secretario de la Sección Doctrinal del mismo dicasterio, Armando Matteo en un extenso informe cuya publicación fue autorizada por Francisco el pasado 28 de agosto.

Esta conclusión llega después de la aplicación de las nuevas Normas para el discernimiento de estos fenómenos aprobada en mayo que emana seis tipos de sentencias, en base a si los casos evaluados son acordes o no a la doctrina. En todo caso, con esta regulación en ningún momento el Vaticano ha declarado como verídica la aparición mariana de Medjugorje. Esta es una potestad que sólo la puede ejercer el Papa, como pasó con los santuarios de Fátima y Lourdes.

En todo caso, el Pontífice aprueba algunas precisiones sobre ciertas expresiones que según los seis niños videntes que fueron testigos de las supuestas apariciones en 1981 habría usado la Virgen María. Por ejemplo, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe señala como problemáticos los mensajes que atribuyen a la Virgen las expresiones “mi plan”, “mi proyecto”, expresiones que “podrían confundir”. “En realidad, todo lo que María hace está siempre al servicio del plan del Señor y de su divino plan de salvación”, aclara. También matiza que no se debe erróneamente “atribuir a María un lugar único y exclusivo del Hijo de Dios hecho hombre”.

La segunda parte del documento presentado por el Vaticano este jueves aclara “algunas posibles confusiones que pueden llevar a grupos minoritarios a distorsionar la preciosa propuesta de esta experiencia espiritual”. Si se leen parcialmente algunos de los mensajes, pueden parecer “ligados a experiencias humanas confusas, a expresiones imprecisas desde el punto de vista teológico o a intereses no del todo legítimos”, valora el Vaticano. Si bien advierte de que estos errores pueden no ser “debidos a una mala intención, sino a la percepción subjetiva del fenómeno” por parte de los videntes.

En algunos casos, “la Virgen parece mostrar cierta irritación porque no se han seguido algunas de sus indicaciones; así, advierte de signos amenazadores y de la posibilidad de que dejen de aparecer”. Pero en realidad otros mensajes ofrecen una interpretación correcta: “Los que hacen predicciones catastróficas son falsos profetas. Dicen: “En tal año, en tal día, habrá una catástrofe”. Siempre he dicho que el castigo llegará si el mundo no se convierte. Por eso os invito a todos a la conversión. Todo depende de vuestra conversión”, precisa el Vaticano al citar uno de los mensajes.

Además, también evidencia la problemática que surge cuando los mensajes de la Virgen “se refieren a peticiones de improbable origen sobrenatural, como cuando la Virgen da órdenes sobre fechas, lugares, cuestiones prácticas y toma decisiones sobre asuntos ordinarios”. En realidad, según aclara el Vaticano, es la misma Virgen quien relativiza sus mensajes sometiéndolos al valor de la Palabra revelada en la Escritura.

Así, pone como ejemplos: “No vayáis en busca de cosas extraordinarias, sino tomad el Evangelio, leedlo y todo os será claro”, mensaje del 12 de noviembre de 1982; “¿Por qué hacéis tantas preguntas? Todas las respuestas están en el Evangelio”, mensaje del 19 de septiembre de 1981, o “no creáis a las voces mentirosas que os hablan de cosas falsas, de una luz falsa. Vosotros, hijos míos, volved a la Escritura”.

Por otro lado, se reconoce como uno de los aspectos centrales de los mensajes, el de la paz entendida no sólo como ausencia de guerra, sino también en sentido espiritual, familiar y social. Así el Vaticano declara que el título más original que la Virgen se atribuye es, en efecto, el de “Reina de la Paz”. También se ha reconocido un núcleo de mensajes en los que la Virgen no se sitúa en el centro, sino que “se muestra plenamente orientada” a la unión con Dios. “La intercesión y la obra de María aparecen claramente supeditadas a Jesucristo como autor de la gracia y de la salvación en cada persona”, asegura el departamento del Vaticano que dirige el argentino Manuel Fernández.

En los mensajes también se encuentra “una invitación constante a abandonar el estilo de vida mundano y el apego excesivo a los bienes terrenales, con frecuentes llamadas a la conversión, que hace posible la verdadera paz en el mundo”.

El Vaticano también deja claro que la publicación de estas conclusiones no implican un “juicio sobre la vida moral de los presuntos videntes” y que, en cualquier caso, los dones espirituales “no exigen necesariamente la perfección moral de las personas implicadas para poder actuar”. Además, recueda que nadie está obligado a creer en ellos, si bien ha indicado que los fieles “pueden recibir un estímulo positivo para su vida cristiana a través de esta propuesta espiritual y autoriza el culto público”.


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