ROMA, 29 (EUROPA PRESS)
El Papa, que cumplirá en diciembre 88 años, ha evitado postrarse en el suelo de la basílica de San Pedro durante la ceremonia de la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, en la que los católicos esperan la Resurrección de Jesús. En cambio, ha optado por un instante de silencio despojado de la mitra y el solideo frente al baldaquino de Bernini, que está tapado por andamios por las obras de restauración al que está sometido el monumento.
Desde 2022, el Papa no ha realizado este gesto impedido por una dolorosa gonalgia provocada a su vez por una artrosis. El año pasado, además, Francisco estuvo ingresado en el hospital Gemelli de Roma, lo que puso en duda su participación en las citas de Semana Santa, pero finalmente le dieron el alta un día antes de la misa del Domingo de Ramos. Sus imitaciones en cuestión de movilidad obligan al Papa a usar silla de ruedas para desplazarse.
Con todo, el Pontífice, revestido con casulla roja, ha presidido sentado en silla de ruedas en todo momento la celebración del Viernes Santo, que litúrgicamente ofrece la máxima sobriedad. De hecho, la celebración de la Eucaristía se suspende para contemplar al Crucificado.
El predicador de la Casa Pontificia el cardenal, Rainiero Cantalamessa, ha sido el encargado de pronunciar la homilía que ha versado sobre cómo se presenta Jesús según el evangelio de Juan: “Estamos ante una inversión total de la idea humana de Dios y, en parte, también de la del Antiguo Testamento. Jesús no vino a retocar y perfeccionar la idea que los hombres tienen de Dios, sino, en cierto sentido, a trastocarla y revelar el verdadero rostro de Dios”.
Para el cardenal, esa inversión de la idea de Dios “siempre necesita ser renovada”.
“Dios es omnipotente, por supuesto; pero ¿qué tipo de omnipotencia es la suya? Frente a las criaturas humanas, Dios se encuentra desprovisto de cualquier capacidad, no sólo coercitiva, sino también defensiva. No puede intervenir con autoridad para imponerse a ellos”, ha afirmado.
De este modo, ha asegurado que “el verdadero rostro” de la omnipotencia de Dios se revela cuando Jesús “se arrodilla ante los discípulos para lavarles los pies; en su Hijo que, reducido a la impotencia más radical en la cruz, continúa amando y perdonando, sin condenar jamás”.
Para el predicador, “la verdadera omnipotencia de Dios es la impotencia total del Calvario”. “Se necesita poco poder para mostrarse; pero hace falta mucho para dejarse de lado, para borrarse”, ha añadido.
“La resurrección ocurre en el misterio, sin testigos. Su muerte fue vista por una gran multitud y en ella participaron las más altas autoridades religiosas y políticas. Una vez resucitado, Jesús se aparece sólo a unos pocos discípulos, fuera del foco de atención. Con esto quería decirnos que después de haber sufrido no debemos esperar un triunfo externo, visible, como la gloria terrenal. El triunfo se da en lo invisible y es de orden infinitamente superior porque es eterno. Los mártires de ayer y de hoy son testigos de ello”, ha explicado Cantalamessa.
También ha asegurado que las apariciones dan “un fundamento sólido a la fe, a quienes no se niegan a creer a priori; pero no es una revancha que humille a sus oponentes”.
Del mismo modo, ha señalado que el Resucitado se manifiesta entre los apóstoles no para demostrarles “que están equivocados ni para burlarse de su ira impotente”.”Cualquier venganza sería incompatible con el amor que Cristo quiso testimoniar a los hombres con su pasión”, ha explicado.
“La preocupación de Jesús resucitado no es confundir a sus enemigos, sino ir inmediatamente a tranquilizar a sus discípulos desmayados y, antes que ellos, a las mujeres que nunca habían dejado de creer en él”, ha concluido.
- Te recomendamos -