ROMA, 12 (EUROPA PRESS)
El Papa ha elogiado los rascacielos de Singapur -ciudad-estado cuyo núcleo urbano concentra cerca de un centenar de estas obras de ingeniería- al calificarlos como “símbolos del desarrollo” que hablan de un “amor que construye”.
En la misa que ha celebrado en el Estadio Nacional Sports Hub de Singapur, en la que han participado unas 50.000 personas, el Papa ha rendido homenaje a la belleza y al ingenio de la infraestructura de Singapur, diciendo que la ha hecho “famosa y fascinante.”
En su segundo día en Singapur, y el penúltimo de su extensa gira del 2 al 13 de septiembre por Asia y Oceanía, que también le ha llevado a Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental, ha asegurado que algunas personas podrían pensar que es “ingenuo” decir que “el crecimiento” de una sociedad próspera se debe a familias y personas que hacen sacrificios extraordinarios por amor.
Sin embargo, la prueba está para el Pontífice en la propia ciudad: “Detrás de cada una de las obras que tenemos delante hay muchas historias de amor por descubrir en las comunidades y en los padres que sacan adelante a sus familias, y en los profesionales y trabajadores que se entregan sinceramente a sus diversas tareas”.
También ha subrayado que, a veces, la grandeza y la grandiosidad de los proyectos pueden hacer olvidar esto. “Y engañarnos pensando que podemos ser los únicos autores de nuestra vida, de nuestra riqueza, de nuestro bienestar, de nuestra felicidad. En última instancia, la vida nos devuelve a una realidad: sin amor no somos nada”, ha remarcado.
En este sentido, ha indicado que si bien las buenas obras pueden tener detrás personas brillantes, fuertes, ricas y creativas, siempre hay mujeres y hombres frágiles, entre los que se ha incluido, para quienes sin amor no hay vida, no hay impulso, no hay razón para actuar, no hay fuerza para construir.
Más allá de las obras maestras de la arquitectura y la innovación características de Singapur, Francisco también ha señalado que los aspectos más bellos de la sociedad son “los hermanos y hermanas” con los que los ciudadanos se topan “cada día” por el camino: “Como vemos en la sociedad singapurense y en la Iglesia, que son étnicamente diversas y, sin embargo, ¡unidas y solidarias!”, ha subrayado.
El Papa ha enfatizado que es necesaria una “caridad genuina” que sea “capaz de respetar a los vulnerables y débiles, capaz de acompañar a los que buscan una dirección en la vida” y que también sea “generosa y amable al perdonar más allá de todo cálculo y medida”.
Del mismo modo, ha asegurado a los católicos que “si hay algo bueno que existe y perdura en este mundo, es sólo porque, en innumerables situaciones, el amor ha prevalecido sobre el odio, la solidaridad sobre la indiferencia, la generosidad sobre el egoísmo”.
“Sin esto, nadie aquí habría podido dar lugar a una metrópolis tan grande, porque los arquitectos no la habrían diseñado, los obreros no habrían trabajado en ella y no se habría conseguido nada”, ha defendido.
Singapur es una nación donde un 20% de la población no profesa ninguna religión, mientras que alrededor del 31% es budista y el 18,9% cristiano, con un 6,7% -395.000 personas- perteneciente a la Iglesia católica, que sólo tiene una diócesis. El resto de la población -según datos facilitados por el Vaticano- se divide mayoritariamente entre musulmanes, que representan alrededor del 15,6% de la población, taoístas, que constituyen el 8,8%, e hindúes, que representan alrededor del 5%. Los católicos que practican regularmente su fe, asistiendo a misa semanalmente unas 150.000 personas.
Antes de la misa, Francisco ha realizado una visita de cortesía al presidente de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, y mantenido un encuentro privado con el primer ministro, Lawrence Wong.
El viernes, su último día en el país, el Papa mantendrá un encuentro con jóvenes antes de dirigirse al aeropuerto y embarcar en su vuelo de regreso a Roma.
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