ROMA, 11 (EUROPA PRESS)
El Papa conmemora este martes 11 de octubre el 60º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II con una misa en honor a San Juan XXIII, principal impulsor de estas históricas reuniones, que adaptaron la Iglesia católica a la modernidad.
La celebración arrancará con la lectura del discurso inaugural del llamado ‘Papa bueno’ desde la ventana del Palacio Apostólico ante miles de peregrinos que se congregaron en la plaza de San Pedro en una procesión con velas la noche del 11 de octubre de 1962. Hasta entonces, los pontífices habían hablado en términos formales y distantes, pero el Papa Juan XXIII improvisó sus palabras y vino a decir a los fieles: “esta es la caricia del papa”.
El concilio duró otros tres años, pero Juan XXIII no vio sus resultados ya que murió en 1963 de cáncer de estómago. Del Concilio Vaticano II salieron importantes cambios en la vida de la Iglesia católica, como permitir que la misa se celebrara en las lenguas locales en lugar de en latín y el fortalecimiento del papel de los laicos y los consagrados.
Según apunta el sacerdote, José Ignacio Fernández, doctor en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana, actualmente el proceso de recepción de lo que fue el Concilio Vaticano II continúa “abierto”. “Estamos en un camino vital que podríamos decir, para nuestra experiencia eclesial, en nuestras Iglesias particulares, de recepción de este don del Espíritu”, ha afirmado el experto en declaraciones a los medios oficiales del Vaticano. De este modo, ha asegurado que “hay caminos abiertos que están dando fruto, que están disponibles para generar vida en las Iglesias”.
Para los organizadores del Sínodo sobre la sinodalidad que tendrá su etapa final en octubre de 2023 en el Vaticano, este evento eclesial es “fruto del Concilio” Vaticano II, que no deja de derramar sus dones cuando se cumplen 60 años de su apertura. La Secretaría General del Sínodo considera que el Sínodo es “fruto del Concilio”, de hecho, “uno de sus legados más preciados”.
“El propósito del Sínodo fue y sigue siendo prolongar, en la vida y misión de la Iglesia, el espíritu del Concilio Vaticano II –asegura en un comunicado–. El concepto de ‘sinodalidad’ se encuentra en todo el concilio, aunque este término (recientemente acuñado) no se encuentra expresamente en los documentos de la asamblea ecuménica”.
En un discurso el pasado viernes, el Papa instó a redescubrir los frutos del Concilio Vaticano II porque hay que “salir de la lógica del ‘siempre se ha hecho así'” y del “reduccionismo” que acaba por querer “enmarcarlo todo siempre en lo ya conocido y practicado”.
Además, en el prólogo del libro ‘Juan XXIII. Un Concilio para el mundo’, Francisco subraya que el concilio “no ha sido aún plenamente comprendido, vivido y aplicado”. Con todo, señala como frutos de la reunión eclesial “la importancia del pueblo de Dios” que figura como “categoría central en los textos conciliares, recordada nada menos que ciento ochenta y cuatro veces”.
“Esto nos ayuda a comprender que la Iglesia no es una élite de sacerdotes y consagrados y que cada bautizado es un sujeto activo de la evangelización”, añade.
Del mismo modo, alerta del “riesgo de caer en la tentación del desánimo y del pesimismo” cuando la Iglesia fija la mirada “en los males que afligen al mundo en lugar de mirar al mundo con los ojos de Jesús”.
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