MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
El porcentaje de personas que viven solas en España pasó del 1,9% en 1970 al 11,1% en 2024, lo que supone que se ha multiplicado por 8,2 veces en medio siglo. Además, ahora, 28% de los hogares son unipersonales, lo que aumenta con la edad y el género, pues hay más mujeres de 65 años o más en esa situación.
Son algunos de los datos que recoge el último informe ‘La soledad en España’, elaborado por el Observatorio Demográfico CEU-CEFAS.
Según el Censo de Población y Viviendas de 1970 elaborado por el INE, en España vivían solas 660.000 personas, de una población de 34,04 millones que vivían en 8,85 millones de hogares. El número de hogares unipersonales ha aumentado 54 años más tarde a 5,4 millones, con una población total de 48,79 millones de habitantes que viven en 19,3 millones de hogares.
Estas cifras, subrayaron desde CEU-CEFAS implican que una de cada nueve personas vive sola, y el 28% de los hogares son unipersonales.
En 2021, en total el 54% de los hogares unipersonales estaban habitados por una mujer, si bien no es una diferencia real por sexos muy marcada, ya que el 52% de los mayores de 30 años (edad media a la emancipación del hogar paterno en España) eran mujeres, y ese porcentaje de mujeres llegaba al 57% entre las personas de 65 años o más, edades en las cuales la soledad en el hogar es mucho más común. En general, hay un mayor porcentaje de españoles que de extranjeros que viven solos.
LOS JÓVENES VIVEN MENOS SOLOS
En España, apenas vive gente sola con menos de 20 años y muy pocos con menos de 25. De los 30 a los 59 años hay más hogares unipersonales de hombres que de mujeres. Pero, a partir de los 60 años, y de forma creciente con la edad, el porcentaje de mujeres que viven solas se dispara, llegando casi al 30% entre las españolas que tienen 65 años o más, crecimiento que no ocurre con los hombres en esas edades.
Por estado civil, la soltería es la situación más frecuente entre los hombres que viven solos, seguida del divorcio. Entre las mujeres, la primera causa es la viudedad, seguida de la soltería. También existe un pequeño porcentaje de “casados” que viven solos en ambos sexos, situaciones que pueden deberse a separaciones conyugales no formalizadas legalmente, a que alguno de los cónyuges trabaje en otra provincia o fuera de España (lo cual es normalmente más frecuente en el hombre), o a inmigrantes casados que esperan lograr el reagrupamiento familiar.
Entre los adultos de menos de 60 años, la principal causa de soledad es la soltería. Entre los hombres de 50 a 79 años, y en las mujeres de 50 a 69, es el divorcio. Entre los de más edad, la viudedad es la condición más común, si bien esto afecta mucho más a las mujeres (en los hombres solo es la causa más frecuente de soledad a partir de los 80 años). El 55% de las mujeres que viven solas tienen 65 años o más y los varones sólo el 27%.
TITULADOS SUPERIORES
Según los datos recabados, los titulados superiores tienen más probabilidad de vivir solos entre los 30 y 49 años, y en especial si son mujeres. De 30 a 49 años, el porcentaje de personas que viven solas es mayor entre quienes tienen titulación de tipo superior (grado medio, licenciatura, máster o doctorado) que en el resto de la población. Esto es especialmente acusado entre las mujeres, y más aún entre las de 30 y 39 años, donde, directamente, tener titulación superior duplica el porcentaje de soledad en el hogar.
Además de su impacto sobre el bienestar anímico y el mayor riesgo de problemas de salud mental que entraña, la soledad doméstica conlleva importantes costes económicos, por pérdida de economías de escala domésticas y necesitarse ahora muchos más hogares que antaño para una misma población total en España, al pasarse de 3,9 personas media por hogar en 1970 a 2,5 ahora (2,4 los españoles y 3,0 los inmigrantes). Ahora hacen falta unos tres millones más de viviendas que las necesarias con las pautas familiares de hace 50 años. En 1970, según el Censo de Población y Viviendas de aquel año, en España había unos 19 millones de adultos emancipados del hogar paterno (con una edad media de emancipación en torno a los 25 años), que vivían en 8,9 millones de viviendas familiares con o sin sus hijos, esto es, 2,15 adultos emancipados por hogar de media. Con ellos vivían 14,7 millones de personas más, en su inmensa mayoría hijos menores de edad (12,7 millones de ellos eran menores de 21 años).
A comienzos de 2021, con una edad media en el momento de la emancipación de 30 años, unos 33 millones de adultos emancipados vivían en 18,5 millones de viviendas, con una media de 1,78 por hogar. Con la media de adultos emancipados por hogar de 1970, en 2021 habrían hecho falta 15 millones de viviendas, y no 18,2 millones.
Si se mide con un coste teórico orientativo de 150 mil a 200 mil euros por vivienda, tres millones más de viviendas adicionales necesarias arrojarían un total de 450 mil a 600 mil millones de euros. Si todo ello se mide en gasto anual, en el caso de que todas esas viviendas se pagasen en alquiler, a una media de 600 – 800 euros al mes, eso supondría un gasto de 21 mil a 30 mil millones de euros al año, esto es, 1,5% a 2% del PIB. En resumen, un gasto que no sería necesario con las pautas de estructura familiar de hace 50 años.
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