MADRID, 29 (SERVIMEDIA)
El Museo Lázaro Galdiano acoge entre este miércoles y el 3 de marzo de 2024 la exposición ‘Homenaje a Picasso. Vallauris, 1972’, una muestra que reúne las obras sobre tapetes de 51 artistas internacionales que participaron en el homenaje que se tributó a Pablo Picasso (1881-1973) en la localidad francesa de Vallauris en 1972.
Los supradichos tapetes fueron realizados por Joan Miró (1893-1983), Alexander Calder (1898-1976), Joan Brossa (1919-1998), Pablo Neruda (1904-1973), Antonio Buero Vallejo (1916-2000), Rafael Alberti (1902-1999), Carlos Saura (1932-2023) o el Equipo Crónica, según informó el Museo Lázaro Galdiano.
La muestra refleja “las contradicciones, deseos y temores, los logros y los estímulos artísticos e ideológicos dominantes en el arte español en los últimos años de la dictadura al ‘poner sobre el tapete’ la indignación del mundo del arte ante el agravio a un artista que personificaba el valor de libertad, así como la frustración provocada por el silencio oficial que permitía este ataque”.
‘Homenaje a Picasso. Vallauris, 1972’ evoca el tributo al pintor malagueño que puso negro sobre blanco “la indignación del mundo del arte ante la violencia política contra el artista, así como la frustración provocada por la actitud oficial que permitía ataques de grupos extremistas a galerías, librerías, que celebraban el aniversario del pintor en sus escaparates”.
La muestra recoge una cuidada selección de obras del conjunto original que transmiten el espíritu del proyecto y se presentan con las más diversas técnicas, respondiendo a diferentes temáticas y sobre un mismo soporte: el tapete.
El espíritu del homenaje -cabe recordar que Picasso nunca visitó la muestra de 1972- se disipó en 1975, lo que provocó que las obras se dispersaran, depositándose la mayoría de ellas en las estanterías de una galería, pendientes de ser fotografiadas y publicadas en un catálogo que nunca se llegó a editar.
El coleccionista Gianni Figueras adquirió el conjunto de los tapetes en la década de 1980 para colocarlos en el hotel que estaba construyendo en el Empordà. Tras su muerte, el hotel fue vendido y las obras almacenadas.
Antoni Vila Casas compró la colección en un esfuerzo que ha asegurado su conservación hasta ahora como parte del fondo de la Fundació Antoni Vila Casas.
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