MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
El jefe de la Policía de Escocia, Iain Livingstone, ha admitido este jueves que el racismo y el sexismo “institucionales” generan “gran preocupación” en los altos mandos del cuerpo policial, cuya credibilidad ha quedado minada tras un informe que revela casos impunidad y mal comportamiento entre los agentes.
“Reconocer públicamente que estas cuestiones existen en nuestra organización es esencial para nuestro compromiso de defender la igualdad y convertirnos en un servicio policial verdaderamente antirracista”, ha dicho en rueda de prensa.
Livingstone, que dejará el cargo el próximo 10 de agosto, se convierte así en el primer alto cargo policial en Reino Unido en denunciar que “el racismo, el sexismo, la misoginia y la discriminación institucionales existen”, si bien ha descartado que ello implique que todos los agentes en plantilla de la Policía sean racistas o sexistas.
“Los prejuicios y el mal comportamiento policial, como han puesto de relieve los tribunales, así como informes de conducta, exámenes independientes y nuestros propios funcionarios en los últimos años, son motivo de gran preocupación”, ha reiterado, según un comunicado de la Policía de Escocia.
Esto se produce después de que un informe sobre las prácticas policiales en Escocia, publicado por un grupo independiente de investigación, revelara que varios agentes fueron “castigados” por presentar quejas ante comportamientos sexistas o racistas.
El malestar entre la población y las fuerzas policiales del país se hizo latente a raíz del caso del exagente de la Policía Metropolitana de Londres David Carrick, quien fue condenado a cadena perpetua por violar a decenas de mujeres mientras estaba en el cargo.
El caso de Carrick, conocido dentro de la Policía Metropolitana de Londres como ‘David el Bastardo’, dejó en entredicho la credibilidad de este otro cuerpo, puesto que el agente continuó en activo pese a la quincena de investigaciones internas en su contra.
Pero no es el único caso. El agente Wayne Couzens fue condenado a cadena perpetua por la violación y asesinato en marzo de 2021 de Sarah Everard, un caso que conmocionó a la sociedad británica. Un año después, las críticas por el racismo y el machismo de la institución provocaron la renuncia de la comisaria jefa, Cressida Dick.
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