MADRID, 20 (SERVIMEDIA)
La minería de hierro iniciada hace unos 200 años y los efectos recientes del calentamiento global son los principales factores de impacto en la transformación del paisaje del Lago de la Cueva, perteneciente al conjunto conocido como los ‘Lagos de Saliencia’ e integrado en el Parque Natural de Somiedo (Asturias), en la Cordillera Cantábrica.
Esa es la conclusión principal de un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), y publicado en la revista ‘Science of The Total Environment’.
El análisis de sedimentos recuperados mediante sondeos realizados en el fondo del lago documenta la historia de los principales impactos ambientales que se han producido en este entorno durante los últimos 1.000 años, que han sido especialmente drásticos en el siglo XX. Los autores han integrado datos sobre deforestaciones, minería, regulación hidráulica y restauración ambiental.
“Aunque se han documentado deforestaciones históricas relacionadas con la actividad ganadera desde finales del siglo XV, la minería de hierro, iniciada hace 200 años, ha sido el principal factor de impacto, aumentando significativamente las tasas de sedimentación y depositando residuos con un alto contenido en hierro junto con elementos potencialmente tóxicos como el arsénico y el cobalto”, según Mario Morellón, investigador del Departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la UCM.
En la actualidad, el fenómeno que más impacta en el paisaje del lago es el calentamiento global, que altera los patrones de estratificación al repercutir en la ecología con un aumento de especies de diatomeas planctónicas (microorganismos indicadores de cambios en el ecosistema acuático).
RECONSTRUCCIÓN MULTIDISCIPLINAR
Además de la minería y la crisis climática, los investigadores destacan otros dos factores de alteración del paisaje. Por un lado, la regulación hidráulica de los ‘Lagos de Saliencia’ en el siglo XX, que ha provocado oscilaciones rápidas en el nivel del agua, lo que ha intensificado la erosión de las orillas y aumentado la turbidez y la carga de nutrientes.
Por otro, la declaración de parque natural y las medidas de restauración ambiental realizadas desde la década de 1990 han reducido significativamente la erosión y el aporte de nutrientes, aunque los residuos mineros aún continúan siendo una fuente de contaminación.
Para reconstruir la historia ambiental del lago durante el último milenio, se aplicó una metodología interdisciplinar basada en análisis de sedimentos extraídos del fondo del lago mediante un sistema de perforación controlada y en la que participaron, además de investigadores de la UCM y IGME-CSIC, otros de la Universidad de Alcalá, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (Creaf) y la Universidad de Berna (Suiza).
El estudio, que permitió conocer cómo era el lago antes, durante y después del impacto de los factores destacados, abarcó más de cinco años de trabajo, entre toma de muestras, análisis en laboratorio y comparación con datos históricos.
“En términos generales, estos hallazgos no solo benefician a la región de estudio, sino que también son aplicables a otras áreas montañosas con problemáticas similares tanto dentro como fuera de España”, concluye Juana Vegas, científica titular del IGME-CSIC.
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