MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha afirmado que la situación en Birmania se ha vuelto “insostenible” y, dos años y medio después del golpe de Estado, ha considerado lejano el “optimismo” con el que en su día encaró el país su aperturismo democrático, para quedar ahora “a merced” de las directrices de un régimen militar “temerario”.
“Es casi imposible imaginar que la población birmana pueda soportar más sufrimiento”, ha dicho Turk, al hacer balance en Ginebra de una situación que acumula más de 3.700 fallecidos “a manos de los militares” y más de 23.700 detenciones desde el golpe.
Cifras que “probablemente son mucho mayores”, ya que sólo se tienen en cuenta los casos documentados y verificados, ha añadido el responsable de Naciones Unidas, que ha reclamado la liberación inmediata de todos los presos políticos, incluidos los antiguos dirigentes Aung San Suu Kyi y Win Mynt.
Considera que el país sigue “su caída libre mortal hacia una violencia aún más profunda”, en la que el régimen reprime cualquier atisbo de disidencia “con tácticas de control, miedo y terror” que se traducen en “arrestos arbitrarios, desapariciones forzosas y torturas” y que se extienden no sólo a las grandes ciudades sino también a zonas fronterizas donde ha habido ya “ataques brutales”.
Los bombardeos indiscriminados han aumentado este año un 33 por ciento y afectan a todo tipo de objetivos civiles, entre ellos “Escuelas, hospitales y lugares de oración”, pese a que teóricamente gozan de especial protección dentro del Derecho Internacional. El 11 de abril, 168 civiles perdieron la vida en un ataque aéreo en la región de Sagaing, ha apuntado Turk.
“Pueblos enteros son arrasados y quemados, castigando a civiles de forma colectiva al privarles de refugio, comida, agua y ayuda. Desde que comenzó el golpe, el Ejército ha quemado al menos 70.000 casas en todo el país (…) y más de 1,5 millones de personas se han visto desplazadas, con un acceso mínimo a ayuda humanitaria”, ha señalado.
Persisten, además, los abusos sobre las minorías, entre ellos los rohingyas, una comunidad que ya huyó en masa a Bangladesh como resultado de una campaña militar lanzada por el anterior Gobierno, encabezado por Aung San Suu Kyi, y que siguen sin disponer de unas mínimas condiciones de retorno. El Alto Comisionado ha culpado a la junta de seguir perpetrando “atrocidades” en el estado de Rajine, de donde huyeron la mayoría de los rohingyas.
Un tercio de la población necesita ayuda, pero la ONU acusa a la junta militar de poner todo tipo de trabas de forma “deliberada”. Turk ha puesto como ejemplo el reciente paso del ciclón ‘Mocha’, una emergencia en la que las autoridades incluso han amenazado con medidas legales contra quienes difundan una cifra de víctimas mortales diferente a la oficial.
El Alto Comisionado ha condenado además los “ataques directos” contra el personal humanitario, que ha sufrido 40 muertes y 200 arrestos desde la asonada de febrero de 2021. “La necesidad de un acceso humanitario sin trabas en toda Birmania nunca ha sido más urgente”, ha reclamado en su mensaje.
A nivel internacional, ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que interpele al Tribunal Penal Internacional (TPI) para investigar los abusos y ha reclamado el cese del suministro de armas. Quiere que todos los países “con influencia” que ejerzan “la máxima presión” para que la población birmana pueda vivir “en libertad”.
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